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consecuencia, parcos gemelos. A l pescar con barbasco, se tiran palos flotan tes o su ceniza para que los peces, emborrachados, salgan a flote. 6 . En tre estas acciones hay algunas más notables y que por tales que remos hacer resaltar; acciones ensalmadoras de una manera permanente. A esta categoría pertenecen las incisiones (papuek ), que los hombres se hacen en sus manos o brazos, introduciendo en ellas ciertos remedios ( kum't o e-pik), reducidos a polvo, para ser buenos cazadores, pescadores, etc. Igual mente las incisiones, que las mujeres se hacen en torno a la boca, introdu ciéndose en ellas miel o abejas reducidas a polvo, para ser buenas mastica- doras de kachirí. Y también las cabullitas o cuerdas, que impregnadas en ciertas sustancias, los piaches se introducen por la nariz y sacan por la boca, y las ingurgitaciones, que los mismos hacen de algunas tisanas. 7 . U n pequeño catálogo (no exhaustativo, pues, tengo en mis apun tes y en los de mis discípulos y maestros indios más de 100 ) nos puede dar idea del contenido de los ensalmos en cuanto a los efectos, que se desean conseguir, o los que se desean ahuyentar. «Para el dolor de muelas; contra la disentería; contra los parásitos in testinales; para que la mujer tenga h ijo s; para que no los tenga; para es pantar los mosquitos; para que los enfadados con nosotros se contenten; para atraer el cariño de quien se olvidó de nosotros; para que los niños ten gan buenos colores; para que no salgan diviesos comiendo cosas, que los producen; contra la picada de culebra; para que el padre de recién nacido pueda andar a caballo sin perjuicio para el hijo», etc. I I I . P R IN C IP IO S FILO SÓ FIC O S D E LOS SO PLO S-ENSA LM O S Los ensalmos suponen todo un sistema filosófico. Los indios, como todos los demás hombres, observan ciertos hechos, y de ellos deducen principios o leyes. Quizá las observaciones no son exactas; quizá se generaliza dema siado ; quizá hay un paso del orden psicológico al físico o viceversa; o qui zá para los indios no existe una diferenciación como la que hay para nos otros, entre el mundo físico y el psicológico; pero existe el raciocinio, aun que sea envuelto en los tantos paralogismos imaginables. Pensar que los indios y otras gentes de cultura inferior a la nuestra no obran por principios porque no saben enunciarlos, es una afirmación sólo comprensible en una persona de cultura verdaderamente inferior. Con fre cuencia, tratando de lengua, de etnología, de música o de cualquiera otra cosa de los indios, al anotar reglas o principios, se nos dice que eso lo inven tamos nosotros. Si esto se entiende en su verdadero significado,, podemos aceptarlo. Efectivamente: la electricidad existía desde siempre, pero fué nece sario que un inventor nos la pusiera a nuestro alcance como lu z, pues ver- daderísimo es el principio de Bacón de que «natura non vincitur nisi ei pa- 192 D el cam po etnog rá fico: Los En salm os d e los in d io s P em on
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