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segunda, desde el momento en que por el matrimonio se comienza a ser pa­ dre o madre de fam ilia hasta que ya el hijo es talludo, y tercera, cuando al­ guno de nuestros parientes muere y durante el periodo, más o menos, que dura la descomposición cadavérica. Con los ensalmos en la memoria, los extraordinarios cuidados, que de­ berían ser tenidos en cuenta en las ocasiones referidas, quedan reducidos a muy poca cosa. Y a se puede hacer una explosión, se pueden comer gusanos de moriche, se pueden cortar árboles, e tc .; porque si es verdad que todas esas cosas son nocivas al recién nacido, también lo es que los ensalmos neu­ tralizan sus efectos. E s como dejarse morder de una culebra, pero aplicando inmediatamente el contraveneno. 6 . Otras situaciones notablemente difíciles para el indio pemón han sido la ida a tierras lejanas, donde se encontrará con cosas extrañas, y la inva­ sión de su territorio por gentes desconocidas y artefactos nuevos. E n estas ocasiones se necesitan también los ensalmos. Esto se lo oigo comentar a los indios y también aparece en los cuadernos de apuntes, que estimulados por m í me tienen escritos los alumnos más la­ dinos de nuestro Internado de Santa Elena del. Uairén. «Cuando comenza­ ron a venir la canoa de zamuro (avión), el trapiche o máquina de moler caña, la máquina de coser y otras cosas de los españoró (españoles-venezolanos) y de los karaivá (portugueses-brasileros), decían los viejos: «¡Q ué será de nos­ otros, que no sabemos ensalmos contra la influencia maligna de esas co­ sas!». Pero luego inventaron ensalmos también para esas cosas, siguiendo el carril ya trillado de la semejanza y de la analogía y usando el lenguaje arcaico de los ensalmos. I I . EL C O N T E N ID O D E LOS SOPLOSrENSA LMOS Pasamos ahora, esto es, después de varios años de convivencia con los in­ dios pemón y de aprendizaje de su lengua, de la corteza o exterior de los ensalmos a la hermenéutica de los mismos. 1. Y nos encontramos en primer lugar con un lenguaje arcaico, a ve­ ces exótico; y a veces, por lo arcaico y exótico, sólo vagamente inteligible aun para los recitadores de los mismos, cuanto más para nosotros. También nos encontramos con interjecciones, partículas reverenciales y enfáticas muy poco frecuentes en el lenguaje común y aquí muy repetidas. Aun los ensal­ mos de creación reciente se acomodan a este módulo literario. 2 . Gramaticalmente el ensalmo no es un ruego ni es un mandato o con­ juro ; es un enunciado enfático y ponderativo en tiempo presente. Tenemos que recordar aquí que en la lengua pemón nuestros optativos se resuelven, igual que los futuros, en el presente enunciativo. A sí, por ejemplo, la mejor traducción del bíblico «Hágase la luz, etc.», sería: «D ijo D io s: hay lu z ; 190 D el cam po etnográfico: Los En salm os d e los in d io s P em on

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