PS_NyG_1954v001n001p0187_0202

Con todo cuidado me he abstenido de pronunsiar la palabra magia en todo este estudio; pero los etnólogos, por lo común, encuadran los ensalmos en el mundo de la magia. Esta, en decir de Ramiro F . Valbuena, (y nosotros aceptamos esta definición) es «el arte de reducir a su servicio por ciertas prác­ ticas ocultas de aspecto religioso, las fuerzas de la naturaleza o de captar las influencias del mundo invisible». Frase del mismo autor, que subscribimos íntegramente, es que «la magia, que nace de un buen propósito y tiende a un fin bueno, es simplemente el producto de la ignorancia de las leyes que rigen el mundo material». Entre ios indios pemón sería un absurdo hablar de magia negra ya que en su ideo­ logía propia (la no cristiana) no existe la idea de diablo como inductor o ten­ tador hacia el mal moral. Y con uno de los mejores etnólogos modernos, A . Lang, diremos para terminar que «la concepción religiosa procede de la inteligencia humana por la vía de la seria observación y sum isión; mientras que las ideas míticas pro­ ceden de la fantasía juguetona c inconstante». Claro es que en esta última afirmación hablamos de los pueblos prim iti­ vos, a los cuales suponemos carentes de la revelación divina, cosa no absolu­ tamente cierta en todos los casos. Y claro también que aun en el Cristianis­ mo, cuando la revelación o la fe no dominan plenamente a la imaginación, pueden encontrarse, y con frecuencia se encuentran, ideas mágicas, forman­ do un como substractum o mentalidad prim itiva. F ray C esáreo d e A rm ellada O. F. M. Cap. 202 D el cam po etnog rá fico : Los En salm as d e los in d io s Pe/non Profesor de Misionología

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz