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Y he aquí que el carpintero dijo con b río : A los que han maleficiado a este mozo, hijo del moriche (palmera), yo los hago polvo; sí, s í; yo, yo ; ciertamente, aquel Chitú-piá (primer progenitor del que clava y perfora); yo, ciertamente Toronkónpiá (primer progenitor de los pájaros). Y con esto desapareció todo dolor al mozo, hijo de la palmera moriche.— (Este ensalmo proviene de la observación de que hay muchos coleópteros que gustan de perforar la corteza, aunque dura, de la palmera moriche para depositar sus crías en el corazón del mismo, que tiene ese alimento tan ape­ tecible, del que extraen los indios el vino y la yuruma. E l carpintero es un pájaro que perfora los palos más duros y se alimenta de muchos de esos co­ leópteros. La caries, perforación de la corteza de los dientes, salta a la vista como cosa semejante. Si los indios fueran odontólogos, adoptarían al carpin­ tero como su símbolo.» 6 . Par 4 alejar el maleficio de las máquinas y que no afecten a nues­ tros hijos. — Los maquinistas, los boquinistas están sobre sus máquinas siendo pa­ dres de recién nacidos, y sin embargo, el maleficio de las máquinas no alcan­ zó a sus h ijo s; éstos no se pusieron amarillos ni se les brotó el ombligo. Pues helo aquí que yo también soy aquel; yo, yo, el de los M aquinis­ tas primer engendrador; yo, yo, Pakinista-piá .— (E l origen de este ensalmo y otros similares es la observación hecha por los indios de que cada uno en su oficio parece estar inmune; y todo es cosa de que el interesado declare enfáticamente ser del gremio.) 7 . Para el padre de recién nacido, que se dispone a viajar por tierras extrañas. — E l rayo-trueno se puso de viaje a pesar de tener un hijo recién nacido. Tomó su kumí (su remedio), con su embukucbimá se pintó la cara y se fué lejos; y los bichos, apostados para verlo, no lo, reconocieron; se rió de ellos. Y esto porque él se ensalmó diciendo: Y o , yo soy aquel; yo, el Chi- chiu-piá (el primer engendrador del Relámpago). Con esto se ensalma el indio, padre de recién nacido, ensalma sus san­ dalias y el onoto y demás pinturas, antes de partir; y Amariuak no lo re­ conoce; y el niño recién nacido no es alcanzado por el maleficio de éste y otros seres maléficos.— (Para comprender este ensalmo sería preciso saber todo lo que los in]98 D e l cam po etn o g rá fic o : Los En salm os d e los in d io s P em on

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