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1 7 4 E l franciscan ism o: su va lo r y a ctu a lidad social sión. Por lo misino, San Francisco enseñó el valor religioso de la actividad y de la propia profesión, secreto indispensable para toda la religiosidad mo derna. Hacia ello encamina el apostolado de sus frailes. Estos no deberán ser «monjes» que consuman su vida en un monasterio. Sin duda, los monas terios medievales ejercieron una gran labor social con sus colonos. Pero la benéfica influencia de los monjes estaba restringida por su clausura; no podían llegar hasta esas multitudes crecientes que intensificaban el trabajo y el comercio, echando los fundamentos de las futuras ciudades modernas. Los franciscanos deberán ir al mundo entre esa gente que trabaja ya con exceso; que pone todo su afán en el trabajo; que ya no necesita ejemplos y estímulos de laboriosidad, sino más bien testimonios de fe, de oración y re ligiosidad en la misma vida de trabajo. E l Franciscanismo que nace con la nueva orientación del orden económico y político deberá llevar el Evange lio trabajando junto a todos y así aprenderá el modo de hacerse a ellos, de compenetrarse y comprenderlos; y a la vez de mostrarles el testimonio de una vida altamente religiosa y trabajadora. San Francisco trabaja y quiere que sus frailes trabajen junto al pueblo humilde y en servicio de él. Y lleva la compenetración hasta extremos que hoy se miran con prevención y hasta se rechazan por arriesgados y peligrosos. La H istoria nos presenta a los primeros franciscanos de Rivotorto, sir viendo a los labriegos del contorno, sin distinguirse apenas de ellos, ni si quiera en el vestido, que Francisco tomó del que usaban las gentes humildes de entonces. No quería establecer ninguna distinción que los distanciase del pueblo, salvo el espíritu sobrenatural que debían irradiar actuando en me dio de la masa, como el fermento, como la sal que impide que la masa se corrompa. Nada de alejamiento y ningún aire de superioridad. Deberían con vertir ante todo con el ejemplo, con la bondad, con el trabajo humilde y su m iso; después, con la predicación. «Ed ificar, sirviendo; convertir, obedecien do; predicar, callando. Si no es todo el método de apostolado franciscano, ciertamente es su sustrato indispensable» ( i) . E l trabajo franciscano no será simple lujo espiritual, mera penitencia para evitar el ocio y huir la tentación, como en las abadías, donde los colonos pro veen ya al monje de lo necesario. Para San Francisco será además el medio de ganarse la vida, siendo de menos peso a los hombres. Francisco ponía así a sus frailes en el mismo nivel que esos colonos, reconociendo en el trabajo un valor ascético, pero al mismo tiempo un valor económico, la fuerza y el poder de las clases humildes. Cuando los pobres trabajadores de A sís vieron a los primeros franciscanos que se acercaban a ellos para compartir el duro trabajo, comenzaron a entender el mensaje de Cristo obrero en un taller, y que el trabajo no era simple opresión de los nobles, sino el arma pacífica de (1 ) G e m e i . i . i , O . F . M ., E l fr a n c i s c a n i s m o . B a r c e lo n a . 1940, p á g . 442.
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