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EL FRANCISCANISIMO, SU VALOR Y ACTUALIDAD SOCIAL En la moderna revisión de los valores sociales de la historia, se ha dicho que el Franciscanismo, como fenómeno sociológico, interesa profundamente a las novísimas corrientes de la Sociología. No sé hasta qué punto ésta y otras afirmaciones que nos vienen desde fuera, tienen eco en la conciencia del Franciscanismo actual. Pero creo que en la conciencia de muchos fran­ ciscanos late actualmene un complejo de inadaptación, o mejor de desvirtua- ción de su originalidad y de su eficacia, debido a una fácil acomodación al común denominador que presentan hoy las órdenes religiosas. Es claro que quienes señalan en el Franciscanismo la primera gran ma­ nifestación del catoliscismo social, se refieren a un Franciscanismo histórico, no a su actuación presente; y ésto, naturalmente, es doloroso, tanto más cuanto que el campo de lo que podría constituir su apostolado peculiar, ofrece proporciones inmensas y angustiosas. Sin embargo un sentimiento parecido existe en todo el que tenga actual­ mente una preocupación apostólica. La dificultad de adaptar las propias con­ vicciones religiosas y las exigencias de la fe católica al ambiente, tanto in­ telectual como obrero, produce verdadera angustia. Ciertos novelistas cató­ licos franceses, como M auriac y Bernanos, son ejemplos excesivos que en el fondo reflejan una preocupación real. Existe una angustia apostólica ante la descristianización de las masas y juntamente un vivo sentimiento de que los cristianos y el clero son en parte responsables de ello. De ahí nace en la literatura católica esa autocrítica que se ha generalizado últimamente en to­ dos los países. No es, pues, extraño que también el Franciscanismo confiese su parte en esta responsabilidad. Responsabilidad tanto mayor, cuanto que reiterada­ mente ha sido señalado como verdadera potencia de especial adaptación a las necesidades presentes, y ha sido invitado a intervenir en conformidad con su originalidad y su tradición. No obstante esta invitación, que data sobre todo del pontificado de León X III, la inquietud persiste en las con

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