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eterno tiene que realizarse actualmente; lo actual es el testimonio para cada generación de la validez de lo eterno. 2 . A c t u a lid a d lit e r a r ia d e l s a c e r d o t e Antes que el reflejo literario de la predicación sagrada, ha entrado en el campo de la literatura su sujeto y ministro, el sacerdote. Sería descubrir mediterráneos decir que el sacerdote figura muy frecuen­ temente com o protagonista en muchas novelas contemporáneas. A ellas nos referimos concretamente al hablar de las repercusiones literarias de la pre­ dicación. Esta constatación es tan indubitable com o cierto es que acerca del sacerdote en la novelística se han dicho y siguen diciendo tonterías, inexac­ titudes, groserías y sublimaciones extrañas. Pero es asimismo exacto que la psicología de la novelística actual, en determinados casos, no tan infrecuen­ tes, en virtud de ese don poético y anímico de descubrir y descnbir y expre­ sar la intimidad del hombre que tienen los artistas y, en concreto, la novela y la poesía, ha logrado poner de manifiesto y comprender casos y problemas de la vida sacerdotal, en una palabra, su dramática, com o difícilmente lo pueden hacer los tratados teológicos, ascéticos o místicos, y ni siquiera las biografías, más temporalmente exactas. Frente a tanto sacerdote de absoluta ficción arbitrarla, marioneta con sotana o hábito religioso que, siguiendo la que ya se ha llamado moda actual del tema sacerdotal en la novela, hay au­ ténticas creaciones de personajes sacerdotales cuya aventura y drama llegan a interesar a los profanos, y que en los mismos sacerdotes y religiosos pro­ ducen más impresión que la confesada. C on evidente acierto, en bastantes libros se descube la aventura dramá­ tica del personaje sacerdote, y se hace notar que no está en juego en su alma un problema de felicidad o de desgracia posible, com o en los demás personajes seculares, sino que lo que le importa es salvar el mundo o, por lo menos, aquella parte del mundo que está encomendada al hombre de Dios. Ya se comprende cóm o esta situación del sacerdote, aunque no se intente penetrar en sus conflictos personales, ofrece de por sí una dramática exte­ rior a él en sus encuentros con las almas, que forzosamente tenía que ten­ tar a los novelistas modernos, tan ávidos de confesiones y profundidades. A pesar de que se hable mucho de novelística amoral, superficial, sim­ plemente informativa y objetiva, neorrealista, el escritor, el novelista no pue­ de limitarse a la enumeración de las superficies y al dibujo de circunstancias meramente temporales. Lo que de verdad le interesa, aunque aparentemen­ te trate de rehuirlo con indiferencia objetiva, es la profundidad del destino, en el cual cuentan y ejercen su fuerza invisible resortes sobrenaturales que maneja el sacerdote. La novelística busca siempre, com o las tragedias y los poemas de la antigüedad, la Providencia misteriosa que conoce el sentido 110 Reflejos de la predicación sagrada en la literatura actual

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