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P. Mauricio de Regona 137 habían querido comprender que la lámpara de la civilización occidental, que había sido encendida por la Iglesia Católica, había de ser atendida y vi gilada constantemente o, de lo contrario, se apagaría para siempre. El cui dado de la casa de Dios había de tenerse a diario, o si no, la polilla y la herrumbre destruirían los tejidos y muebles labrados a través de los siglos por hombres pacientes. Los hombres se habían negado a efectuar las tareas domésticas de la casa de D ios, y ésta era la causa de que la paz del mundo se viera de nuevo amenazada, com o evidenciaba la guerra civil que en aque llos días asolaba a España. Contemplando al Obispo bendecir el incienso por la intercesión de San M igu el Arcángel, el canónigo Smith se preguntaba cóm o se habría tomado el prelado la plática del Padre Scott; pero no pudo saberlo hasta que, de vuelta a la sacristía, el Obispo le llamó. ((— Bien, canónigo, me temo que no tendré más remedio que trasladar a ese jovencito— dijo. — Pero, ¡señoría, si todo cuanto ha dicho es cie rto !— protestó el canó nigo Smith. — Precisamente porque todo cuanto ha dicho es cierto, es por lo que habré de trasladarle— contestó el Obispo— . V o y a nombrarle rector de Nuestra Señora Espejo de Justicia, en Gormnevis. A algunos canónigos no les gustará esta decisión, pero habrán de pasar por ella» ( 20 ). 4 . A lg u n a s n o ta s c a r a c te r ís tic a s d e la oratoria actuai . novelística deducidas DE LOS EJEMPl.OS ANTERIORES Apenas necesitamos resaltar las características de la oratoria sagrada tal com o se refleja en la novela, ya que saltan a la vista con la misma claridad que las vicisitudes de los demás personajes y cuadros literarios. Esto no nos excusa sin embargo de mencionar algunas de estas notas. Es la primera la intensa preocupación por el tema, por el contenido. Este surge siempre com o una cuestión vital, inmediata y, por consiguiente, con el interés y la seducción de lo concreto. Apenas se roza un asunto que pre viamente no esté moviéndose en la conciencia y en el ambiente perceptible por los sentidos del público. D e esta manera la predicación, la reflejada en la novelística al menos, se funde con la misma vida del oyente y se pro longa en las dimensiones de su vivencia. Junto a esta preocupación, o mejor, absorción y arrebato por el tema en sí, ocurre muy lógicamente la casi total despreocupación por lo que comun(2 0) B ru ce M a k sh a ll , O. c., p á g c . 268-274.
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