PS_NyG_1954v001n001p0104_0145
preparación militar. A éstos bien poco puede importarles que la torre se de rrumbe» ( 8 ). B. L iturgia El enigmático personaje sacerdotal que Beatrix Beck, Premio Gon- cou it 195 2, nos ha dejado oculto en su León M orin Prétre, discursea de esta manera acerca del conocido tema francés de la misa dominical, de las devociones y de la liturgia: «Hermanos míos, preguntaba M o rin desde el pulpito— ¿es el frío el que os adormece y abotaga? Espero que el hermoso sol de primavera os reanime un poco. H ay quienes se pasan la santa misa desgranando el ro sario; no es ese, sin embargo, el momento. H ay otros que se empeñan en hacer sus devocioncitas al pie de una estatua, mientras el Santísimo Sacra mento está ahí, esperándoos, presente y vivo. Luego, la gente se va antes del último evangelio. ¿Es que tenéis tanta prisa por dejar a vuestro Dios, cristianos del dom ingo? Hermanos míos, no seamos com o aquellos discí pulos que apretujándose en turno a nuestro Señor, le atosigaban e impedían a las gentes acercarse y hasta verle. Si no sois cristianos más que de nombre, alejaréis a los dubitantes, les quitaréis las ganas de venir, cuando la verdad es que cada uno de vosotros debe ser un apóstol en su medio. Otra cosa quisiera deciros: cantemos nuestra misa parroquial con más virilidad, sin arrastrar las finales. Si llegamos a cantar mejor y con más vi gor. si seguimos nuestra misa con más comprensión y piedad, por ese solo hecho, viviremos más cristianamente. Pongamos toda nuestra vida en nues tra misa, v ella a su vez penetrará nuestra vida y la volverá más bella. En el nombre del Padre y del H ijo y del Espíritu Santo. Am én » ( 9 ). C . V ida espiritual y perfección Bruce Marshall sigue su costumbre de decirnos en estilo indirecto el tema de sus sermones y a la vez los ambienta con las reacciones del pú blico, de los otros sacerdotes y del mismo predicador. H e aquí un ejemplo de plática sobre la santidad y la perfección religiosa a unas monjas. «Cuando el Padre Bonnyboat se puso en pie para empezar el sermón el Obispo temió que el sacerdote profiriese la tremenda filípica que guardaba para las grandes ocasiones: «Amados hermanos en Jesucristo, ninguno de vosotros despertará jamás en el cielo preguntándose cóm o es posible que 122 Reflejos de la predicación sagrada en la literatura actual ( 8 ) Don Camilo (Un Mundo Pequeño), por Giovanni Guareschi. Traducción de Fernando Anselmi, Buenos Aires, 1952, pág. 66 . (9) León Marin Prêtre, por Béatrix Beck. París, 1952, págs. 201-202.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz