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P. Gabriel de Sotiello 93 n em ; sólo si se admite la univocidad del concepto ser se llega de algún modo a definir el objeto propio de nuestro entendimiento ( 15 ). Quiere decir Es­ c o to : A toda potencia corresponde un objeto adecuado, un objeto que ade­ cúa su capacidad com o potencia. Ahora bien, sólo el ser en general, antes de cualquier especificación, posee los caracteres indispensables para ese objeto adecuado del entendimiento humano. Luego, o negamos que el entendimien­ to humano tenga un objeto adecuado o admitimos la univocidad. H o y no podemos negar que Escoto defiende la univocidad del ser, expresamente y por la necesidad lógica de todo su sistema metafísico. Dividiremos el estudio de la cuestión en vanos apartados para que resalte mejor su concatenación lógica. a) ha univocidad .— La doctrina común de la analogía pesaba demasia­ do en tiempo de Escoto para que éste se arriesgase súbitamente en una nue­ va tentativa de tanta trascendencia para la Filosofía y para la misma T eolo­ gía. En algunas obras deja la cuestión indecisa, sin tomar claramente parti­ do por la univocidad o por la analogía. En otros pasajes se adhiere a la uni­ vocidad, pero con la modestia del que se sabe embarcado en una cuestión tan oscura, en una nueva navegación. Sin embargo, su pensamiento se iba precisando cada vez más, y hoy se puede sostener que Escoto, en la última fase doctrinal de su pensamiento, acepta ya decididamente el camino de la univocidad. Y a medida que precisaba su postura iba perfilando con más ri­ gor y exactitud el concepto de unívoco. Lo unívoco no puede circunscribirse al campo de los predicamentales y de los predicables, sino que tiene que abarcar también los conceptos generalí­ simos y trascendentales. Am p lió el concepto de univocidad hasta hacer que bastase la sola unidad lógica para que pudiéramos hablar de predicación uní­ voca. Le bastan estas dos exigencias para declarar unívoco un con cep to: la primera postula que se salve el principio de contradicción, de m odo que un mismo predicado o ha de afirmarse o negarse de un sujeto. La segunda, que el término unívoco pueda servir de término medio en un silogismo, sin caer en el vicio de los cuatro términos ( 16 ). Para delimitar su concepto de unívoco, Escoto distingue tres clases de univocidad: univocidad física, metafísica y lógica ( 17 ). La univocidad lógica (15) Ox., I, d. 3, q. 3, n. 6 . (16) «Conceptum univocum dico, qui ita est unus, quod eius unitas sufficit ad contradictionem affirmando et negando ipsum de eodeni; sufficit etiam pro medio svllogistico, ut extrema unita in medio sic uno, sine fallacia aequi- vocationis, concludantur inter se unum.» Ox., 1, d. 3, q. 2, n. 5. (17) Antes de Escoto no se conoce esta división tan explícita de la univoci­ dad. «Univocado logica neutram se praebet ad finitum et infinitum, quia tantum unitatem conceptus petit; quo pacto univocum logicum scotisticum, sicut iam supra designavimus, synonimum aristotelicum-boethianum a cunctis restrictio- nibus liberavit atque ad receptionem contentorum trascendentalium praepara- vit.» T. Barth, De univocationis entis natura apud Duns Scotum, en Collectanea Franciscana, 1914, t. 16. p. 19.

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