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P. Gabriel de Sotiello 1 0 3 T oda la labor intelectual de Duns Escoto tenía por fin preferentemente, y hasta podemos decir que esencialmente, el esclarecimiento de la Teología. C on un sentido perfectamente cristiano y medieval subordinaba, jerarquizán­ dolos, todos los conocimientos a la reina de las ciencias, la Teología. Sus mismas elucubraciones abstractas, com o la que acabamos de tocar en estas páginas, acerca del ser com o objeto de la Metafísica, fueron pensadas y tra­ badas en función de la posibilidad de llegar a un conocimiento de D ios a partir de la capacidad natural de nuestro entendimiento. Y el problema se le presentó en toda su agudeza y urgencia ante el hecho innegable de que el hombre actualmente no tiene otro camino para elevarse a lo suprasensible que el camino lento e imperfecto de la abstracción del sensible. La dificultad sur­ gía espontánea y preocupadora: ¿qué es lo que puedo afirmar de D ios, si los únicos conceptos que tengo a mano son conceptos tomados de realidades finitas y sensibles? La Metafísica, ciencia del ser, hubiera carecido de su complemento natural, del Ser primero que da razón de los demás seres. Pero Escoto vió que el camino no estaba totalmente cerrado. Aunque partiendo de los datos de la sensibilidad, la mente humana es capaz de ele­ varse a un concepto tal que prescinde perfectamente de los modos materia­ les de ser y hasta de los modos finitos. Ese concepto, por su misma indife­ rencia, es apto para ser atribuido a D ios. C om o, a pesar de su abstracción — o precisamente por su abstracción— es un concepto objetivo, se sigue que podemos, mediante él, captar objetivamente al Ser primero, si no en cuanto D ios, lo cual es objeto de la Teología, al menos en cuanto ser. Tenemos, pues, abierta la senda que nos conduce racionalmente a lo absolutamente tras­ cendente. Esta es la meta a la que aspira, en defintiva, la filosofía del doctor franciscano el beatao Juan Duns Escoto. Esta es, también, su gloria. Colegio M ayor de la Inmaculada (Salamanca). F r . G abriel de S otiello , O. F. M. Cap. C o n c l u s ió n

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