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Esta acusación, como tantas otras lanzadas con demasiada ligereza contra el doctor franciscano, carece en absoluto de un fundamento serio. Resulta ya sumamente peligroso hacer decir a un autor cosas que nunca dijo, pero que «hubiera dicho de haber sido consecuente y de haber llegado hasta el fin por un camino lógico». Y Escoto no sólo no dejó una sola expresión panteísta; pero la lógica de su sistema está a veinte leguas de postular una conclusión panteísta. Los acusadores de Escoto han perdido la pista desde el primer mom ento; es decir, desde que han confundido el «ser» escotista con el «ser» aristotélico y , naturalmente, las consecuencias sólo hubieran sido imputables a Aristóteles o a Santo Tomás, si Aristóteles y Santo Tomás hubieran de fendido la univocidad. Se puede aducir una copiosa sene de textos auténticos de Escoto, con los cuales quedaría descartada definitivamente toda sospecha panteística. Dios es necesario ( 26 ), y la creatura, contingente ( 27 ). D ios dista infinitamente de la creatura ( 28 ). D ios y la creatura no tienen entre sí ninguna relación real, sino de razón ( 29 ), aunque la creatura depende realmente de Dios ( 30 ). Pero, además, si partimos de la unidad del ser en Escoto y en los pan- teístas, en seguida advertimos que los panteístas hablan de una unidad de subsistencia, unidad en la que van incluidos los modos de ser, que no son otra cosa que explicitaciones necesarias del único ser en devenir; en cambio, para Escoto es una unidad de posibilidad, unidad quiditativa, anterior y con exclusión de los modos concretos de existir. C om o hemos visto, el ser de Es coto prescinde de los modos de ser finito e infinito y, por consiguiente, nada dice que pueda dar pie a una acusación panteísta. Sobre este punto queden com o respuesta definitiva las duras y contundentes palabras de G ilson : Lais- sons de cote ceux qui croient y trouver un germe de pen théism e ; une aussi complete absurdité ne vaut fas la peine de la réfuter ( 31 ). E l fundamento de la univocidad Es éste un apartado de la máxima importancia, porque en él pretendemos estudiar el grado de objetividad de ese ser trascendental y lógicamente uní- 98 El punto de partida de la metafísica de Duns Escoto (26) «Deus «st summe necessarium», Ox. 1, d. 8, q. 5, n. 17. (27) «Creatura est post nihil, i. e. post non esse sui et cuiuscumque in ea», O.v., 1, d. 5, q. 2, n. 19. (28) «Deus distat in infinitum a creatura etiam suprema possibili si qua daretur... propter infinitatem unius extremi». Ox., 1, d. 2, q. 2, n. 29. (29) «Omnes relationes creaturae ad Deum pertinent ?.d tertium modum relativorum», in quo «autem non est relatio mutua.» Ox., 1. d. 30, q. 2, 11 . 9. (30) «Nulla creatura est a prima causa independens, sed semper dependens.» Ox., 2. d. 2, q. 1. n. 24. (31) Gilson, Les seize premiers Theoremata et la pensée de DunsScot, en Arch. Hist. Doctr. Litt. M. A., 1938, t. XT, p. 36.
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