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P. Pelayo de Zamayón 4 3 « T a n v Értio,rr¡|j.r] n c i\ fleiupeí ró ÓV fj ÓV xai rá Toúrqj ¿rtáp^ovra xad1’ aírró.» (5). ‘(pi\ooo(fía npá)rr¡, xai xadókou oütujc oti rtpuúrrj, xai rrepi roo ovtoc fj o v t aúrr¡Q av etr¡ deujprjccu. xai t í écrxt xai to órráp^ovra fj ov» ( 6 ). Y finalmente, como «ciencia de los seres últimos e inmutables»: ^«El 5é tí eaTtv ouSiov KOtj axivrjTov xai ^tüpiCTTÓv, cpavspov o ti Escupí]Ttxfj^ t ó fw'ODvai... rj Sé TTpiÓTTj xai neoi ^tupiará xai áxíx7jTa.» (7). - Las definiciones son distintas entre sí, mas no contrarias, como algunos autores han llegado a opinar: las dos últimas, por ejemplo, se hallan en el mismo capítulo y casi en el mismo párrafo. Finalmente, para captar el pleno sentido de esta noción de la Metafísi­ ca, así elaborada, hay que tener presente la teoría peripatética de la abs­ tracción intelectiva en sus tres distintos grados. Según la cual conocidísi­ ma teoría, nuestra inteligencia humana ejerce una operación, en virtud de la cual aisla el objeto (su objeto, el ser inteligible de todas las cosas, aun las sensibles) de la existencia concreta de éste y de todo aquello que en la rea­ lidad le permite entrar dentro de la esfera de la actividad de los sentidos y ser reproducido por la imaginación: de modo que la abstracción consiste en conocer lo esencial de lo que se representa en la imaginación, prescindien­ do— esto es, no afirmando ni negando— las notas individuales que en la realidad son inseparables del objeto conocido. Ahora bien, esta operación puede ser más o menos profunda, y por eso distíngueme tres grados de ella: El primero consiste en prescindir solamente de las notas individuales de la cosa y de su existencia concreta y singular, aunque la representación re­ sultante presenta todavía a la mente un objeto material y corpóreo con sus cualidades sensibles, así las comunes como las propias. Este grado de abs­ tracción es el peculiar de las ciencias físicas o de la naturaleza. Consiste el segundo grado en prescindir de todas las propiedades de los cuerpos y de todas las cualidades sensibles, conservando la cantidad con los demás sensibles comunes: figura, movimiento en cuanto se refieren a la cantidad. Este grado es propio de las matemáticas. Finalmente, el tercer grado de abstracción prescinde de toda materia, no sólo la individual— como el primero— y la sensible— como el segundo— . El concepto así obtenido es aplicable a toda clase de seres, tanto a los posi­ tivamente espirituales— Dios, el alma— como a los demás. Tales son las (5) Met. , (IV ), 1, 1003 a 2. (6) Met. E (V I), 1, 1026 a 31. (7) Met. E (V I), 1, 1026 a 17.

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