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P . Pelavo ele Zamayón 61 esencia de lo cuanto, de lo extenso. La mensurabilidad de cualquier exten­ sión implica necesariamente orden a otra cantidad, a la que puede medir y por la cual puede ser medida. Luego la cantidad es considerada por las matemáticas solamente según un aspecto relativo, exterior. Mas este as­ pecto relativo y exterior supone siempre el absoluto e interno de la cosa. Luego, además de las ciencias que estudian tanto la substancia material co­ mo la cantidad en orden a otra cosa (al movimiento, a la medida: aspec­ tos relativo y externo de la misma), es necesaria otra ciencia que las consi­ dere en sí misma, en su fondo, en su realidad absoluta, en su esencia. Tal es la Metafísica. 1 «Quod quid est— escribe S. Tomás— proprie pertinet ad scien- tiam quae est de substantia, scilicet ad philosophiam primam, a qua omnes aliae hoc accipiunt» ( 30 ). Del mismo parecer son todos los escolásticos, además del Estagirita y sus discípulos, cuyos textos fácilmente podrían multiplicarse; pero no es necesario. c) Otra prueba de la necesidad de la Metafísica por parte del objeto del conocimiento lo suministra el problema crítico acerca del valor de éste. Todo el que sobre dicho valor haya reflexionado detenidamente y conozca los esfuerzos de la filosofía moderna por justipreciarlo, echará de ver la im­ portancia y trascendencia enorme que tiene hoy en día— con razón o sin ella— el problema crítico para todas las ramas del saber científico: hasta la Teología queda incluida dentro del campo de ese influjo. Baste recordar un hecho significativo a tal respecto: La nefasta influencia ejercida en el modernismo, sobre todo en su nacimiento, por dos erróneas soluciones de aquel problema: La de Kant y la de Spencer, como confesaron expresa­ mente los modernistas italianos en su programa oficial. Pues mucho ma­ yor que en Teología es la importancia del problema crítico en todo el cam­ po del saber filosófico. Desde cuando Descartes en su Discurso sobre el Método* ( 1637 ) y en las Meditaciones sobre la Filosofía Primera ( 1641 ) propuso dicho proble­ ma y su solución racionalista como eje de su sistema, como primer prin­ cipio de toda la filosofía y aun de toda ciencia: desde que Kant redujo toda la filosofía a la «ciencia de las condiciones a priori del conocimiento», la Crítica ha crecido desmesuradamente; su bibliografía es inmensa. Esto es una exageración manifiesta; pero exageración de un problema verdadero, fundamental, inevitable. De él, de su solución recta o equivocada depen­ den el valor, la segundad y el alcance de nuestros conocimientos; y, por consiguiente, la dirección de nuestra conducta. ( 30 ) Post. 1 . l e c t . 18 , a . 4 .

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