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P. Pelayo ile Zamayón 55 Metafísica, por errores acerca del «sujeto». Quien no admita el entendi­ miento como facultad superior a los sentidos, o sin rechazarlo explícita­ mente, no le conceda capacidad para conocer lo universal y necesario, decla­ rará con sólo eso imposible la adquisición de la ciencia; por lo mismo tam­ bién de la Metafísica. Tal es la solución, radicalmente equivocada, de los «sensistas» de todos los tiempos, al negar hasta la existencia misma de las ideas y reducirlas a meras imágenes más o menos elaboradas: «último límite de la degradación filosófica». Puede provenir la negación de la Metafísica, en segundo lugar, de equi­ vocaciones acerca del «objeto». Quien niegue la existencia de objetos espi­ rituales, identificará el ser con la materia; si el ser (todo ser) es material, no tiene sentido hablar de objetos inmateriales; éstos quedan relegados al mundo de los sueños, menos aun, al de los absurdos. «Sería lo mismo que hablar de cuerpos incorpóreos», según la gráfica expresión del materialista Hobbes: «Caetera omnia soni sunt sine significatione... Ut quando no- men aliquod a duobus nominibus componitur, quorum significatio- nes sunt inconsistentes; ut nomen hoc corpas incorporeum (vel quod idem est) substantia incorpórea » ( 18 ). Por eso rechazaron la Metafísica y la rechazarán siempre los. «materia­ listas» de todos los tiempos y de todos los matices, desde los Jónicos de hace dos mil quinientos años ( 19 ) hasta los pensadores soviéticos de nues­ tros días ( 20 ). Finalmente, por negar la posibilidad de la unión del sujeto con el ob­ jeto, a causa de la incapacidad de la razón humana para alcanzar el mundo de los noúmenos — de las esencias, de las «cosas en sí»— han rechazado la auténtica Metafísica los criticistas kantianos, además de los empiristas y positivistas que no la hubiesen rechazado ya por negar la existencia de un objeto inmaterial; y, en fin, niéganla también los existencialistas en el sentido de que, arrastrados por sus prejuicios anti-intelectualistas, niegan a nuestra inteligencia capacidad para captar lo real positivo, la realidad ob­ jetiva de los seres en su fluencia temporal y viva, como se notó anterior­ mente. Ante ese problema y contra esas soluciones erróneas la Filosofía pe­ renne responde del modo ya conocido, afirmando la existencia de la Meta- (18) Leviathan, cap. 4. E n Thomae Malmesburensis Opera quae latiné seri- psit. Amstelodami. 1668. (19) C fr. A ris tó te le s , Met. E (V I), 1, 1026 a 28 ss. (20) Historia del Partido Comunista bolchevique de la U. R. S. S. Com­ pendio. Bajo la redacción de la Comisión del Comité Central del P. C. (b) de la U. R. S. S. 1938. Ediciones en lenguas extranjeras, Moscú, 1939. págs. 122-125.

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