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50 Valoración de la Metafísica el problema de su existencia equivale a preguntar si, además del conoci­ miento fenoménico y experimental que el hombre tiene de las cosas sen­ sibles, es posible y se da un conocimiento deductivo, a priori, del noú­ meno; es decir, de la realidad de las cosas. Mas hay que advertir inme­ diatamente que así planteado el problema no se limita a la Metafísica, sino que se extiende a la posibilidad de toda ciencia deductiva a priori, que trascienda lo fenoménico y experimental y llegue a las esencias, a lo íntimo de la realidad. Es decir, qup igualmente se plantea la cuestión de la posi­ bilidad y existencia de la Cosmología, de la Psicología racional y, en ge­ neral, de las ciencias del espíritu: morales, teológicas y místicas. Pues bien, gran parte de la filosofía moderna rechaza, como se ha notado, la posibili­ dad de toda ciencia deductiva a priori; por consiguiente, también de la Metafísica,, aun tomada en ese tan amplio sentido. En la acepción aristotélico-escolástica el problema plantéase en sen­ tido muy diverso, como fácilmente se comprende; es decir, se da por ave­ riguado que el hombre posee una facultad cognoscitiva capaz de traspasar los umbrales de lo fenoménico y de llegar a las esencias de las cosas; se acepta, pues, la existencia de las ciencias deductivas y se pregunta: ade­ más de esas ciencias particulares, ¿es necesaria upa ciencia superior y más universal ? O con otras palabras: se pregunta si en el mundo de la realidad tomada en toda su amplitud, así la cósmica como la humana, además de lo que conocemos por las ciencias particulares, queda algo de inteligible, de real, aunque inexperimentable, algo de verdad fundamental e íntima, cuyo conocimiento exija la existencia de una ciencia superior, con razón denomi­ nada ultra-experimental o Metafísica. Y responde afirmativamente. Pues bien, ¿cuál de estas dos tendencias está en lo cierto? ¿Qué solución es la vredadera, la que sostiene el valor de la Metafísica o la que lo niega? ¿Y cómo se demuestra la verdad de la una respecto de la otra? Prueba Aristóteles en el segundo libro (alfa minúscula), capítulo II, de su Metafísica, la posibilidad de ésta, demostrando que en todo género de causas es preciso llegar hasta una primera v detenerse en ella, sin que sea posible proceder hasta lo infinito. “ ’AXXa fñp orí 'f’¿ crT‘w ¿PX^J TIQ «a i oóx ansipa- r a a í n a ~ u > v o v t u > k o ü t ' s U e ú d vw p ía v o ü r s x c n r ’eTSo<;, ¿TjXoV» (15). Como es obvio, el Estagirita no se detiene a estudiar el valor real de los pr'meros principios de la razón ni la capacidad de nuestras facultades cog­ noscitivas para conocer con certeza el ser inteligible de los objetos extra- ( 15 ) Met. A ( I I ) , 2 , 994 a 1 - 3 .

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