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VALORACION DE LA METAFISICA ” E¿ J J .6 V o 5v o c i t p o c i x a ' i cuoiai Ttpairai riuv ovruuv elei, xav -q tpuaix^ jrpùjT-q t Ù jv èniaxrjnùjv eirj. Ei S’ic- tiv érspa cpócMc; xaì oòata x^p iarf) xoà à n id r o c, érépav' àvà^xr] xaì ttjv smcrr¡pT]v aùrrjs elvau xaì TtpwTepav rrjc (fucix^í; xaì xatfóXoo rù> npwTépax (1) I . — P e r e n n e a c t u a l i d a d d e l t e m a . «Es cosa sabida cuánto estima la Iglesia la humana razón, a la cual atañe demostrar con certeza la existencia de un solo Dios per­ sonal, comprobar invenciblemente los fundamentos de la misma fe cristiana por medio de sus notas divinas, expresar por conveniente manera la ley que el Creador ha impreso en las almas de los hom­ bres y, por fin, alcanzar algún conocimiento, y por cierto fructuosí­ simo, de los misterios (cfr. Conc. Vat .D. B. 1796 ). Mas la razón sólo podrá ejercer tal oficio de un modo apto y se­ guro si hubiere sido cultivada convenientemente; es decir, si hubie­ re sido nutrida con aquella sana filosofía, que es ya como patrimo­ nio heredero de las precedentes generaciones cristianas, y que, ade­ más, goza de una autoridad de un orden superior, por cuanto el mis­ mo Magisterio de la Iglesia ha comprobado en la balanza de la di­ vina «revelación» sus principios y principales asertos, manifestados y definidos paulatinamente por hombres de gran talento. La cual filosofía, reconocida y aceptada por la Iglesia, defiende el verdade­ ro y recto valor del conocimiento humano, los inconcusos principios metafísicos — a saber: los de razón suficiente, causalidad y finali­ dad— y la posesión de la verdad cierta e inmutable.’» ( 1 ) A r i s t ó t e l e s , Met. K ( X I ) 7 , 1064 b 10 .

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