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P. Feliciano de Ventosa 15 ción del Nous, que es la primera comunicación del Uno, la influencia del «Bien» es evidente en la filosofía de Plotino. Con E . Brehier ( 24 ) podemos afirmar que Plotino concibe la vida dimanando del «Bien» como corriente dinámica sin determinación alguna. En su primera determinación, la vida produce la Inteligencia, el Logos. Si ahora traducimos esta metafísica en len­ guaje escolástico, podemos afirmar que según Plotino el «Bien» posee una causalidad primordial eficiente, en virtud de la cual se difunde y se comu­ nica en sucesivas efluencias en las que progresivamente y en descenso siem­ pre más acentuado se va concretizando. En una segunda fase ascendente es el mismo «Bien» el que ejerce una fuerza atractiva, verdadera causalidad final, sobre las sustancias emanadas en las sucesivas expansiones y comuni­ caciones descendentes ( 25 ). Por todo ésto y sin hacer violencia alguna a los textos de Plotino, antes bien guiados por los mismos, podemos hablar de una fecundidad radical del «Bien» en virtud de la cual el Uno tiende a darse y comunicarse. A l dar nacimiento al Logos en el primer descenso metafísico esta fecundidad ra­ dical se actualiza en un proceso formal de orden cognoscitivo. Merecen no­ tarse estos diversos signos de comunicación en la metafísica de Plotino, pues más adelante, al hablar de la doctnna trinitaria de San Buenaventura vere­ mos cómo la doctrina de Plotino ha tenido resonancia en el campo de la teo­ logía católica, que una vez más ha rectificado un pensamiento genial que no encontró plena explicación sino a la luz de la revelación divina. Con Plotino comienza en el tercer siglo de nuestra era el florecimiento del neoplatonismo, que es el ambiente cultural en el que empieza a desarrollarse la literatura cristiana. Dos corrientes en esta literatura se han hechó notar con relación al neoplatonismo: la occidental y la oriental. La occidental está representada ante todo por San Agustín. E l mismo en el libro V I I de sus Confesiones nos adentra en la intimidad de su espíritu que encuentra el ca­ mino de la verdadera filosofía en los escritos de los neoplatónicos. E n el tema, sin embargo, que nos ocupa, es decir, en la metafísica del «Bien», San Agus­ tín no sigue de cerca las huellas de la corriente platónica que venimos histo­ riando. Elabora por su cuenta, y bebiendo en otras fuentes que las platóni­ cas, su conocida concepción trinitaria de corte psicológico que, indiscuti­ blemente, difiere de la corriente oriental de corte metafísico, no obstante las concordancias dogmáticas de fondo. E n efecto; en su investigación sobre la Trin idad , San Agustín intenta aclarar el misterio de las procesiones y comunicaciones divinas a través de las operaciones del alma. Esta elaboración doctrinal la desarrolla al margen de toda la tradición platónica de la metafísica del «Bien». Por el contrario, la corriente oriental concibe primordialmente las proce- ( 24 ) La Philosophie de Plotin. P a ris, 1928 , p. 143 - 146 . ( 25 ) C f. R . A rn o u , o . c ., p. 98 - 99 ; 194 - 195 : 85 , etc.

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