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P. Feliciano de Ventona 3 5 bueno. Por eso, si al finalizar nuestras deducciones, el lector preguntase qué idea obtiene la primacía en la mente del Seo. Doctor, la de ser o k de bien, le responderíamos con el texto que hemos citado más arriba y que resume nuestra investigación: «Unde Dionysius videtur velle, quod illud nomen bonam sit propium et principale; Damascenus, vero, quod illud nomen qui est solum est propium et principale ; et unas attendit in nomine per- fectionem alter vero absolutionem, uterque tamen propietatem » ( 79 ). Qué entienda en este pasaje San Buenaventura por perfectionem, de lo dicho es fácil reducirlo. Toma la palabra en su sentido gramatical de con­ sumación y acabamiento. Metafísicamente concebimos a Dios que se com­ pleta y perfecciona en la comunicación de su vida divina en cuanto que esas comunicaciones agotan su realidad. Qué entienda por absolutionem, lo sabemos por lo expuesto anteriormente en este estudio: toda perfec­ ción esencial y absoluta. Pues bien, si de toda perfección absoluta el ser es la fuente y la razón última, el bonum es el principalissimum fundamen- tum de la plena expansión de ese ser en las comunicaciones divinas. De esta suerte, la mente seráfica de San Buenaventura ha equilibrado la primacía estética del ser con la primacía dinámica del bien. Este equilibrio es más de notar en parangón con el intelectualismo de Juan de Santo Tomás y demás tomistas que le siguen. En efecto, si esto1: intelectualistas a ultranza identifican los conceptos de naturaleza e intelec­ ción pura, San Buenaventura ni identifica los conceptos de naturaleza y bondad de Dios, ni considera a la bondad raíz o último fundamento de to­ das las operaciones, sino de aquellas tan sólo que importan comunicación. La pregunta de Juan de Santo Tomás: «Cómo el entender es la raíz de los atributos divinos» carece de sentido en el sistema de San Buenaventura, transferido al concepto de «Bien», pues no es el bien, sino el ser, el funda­ mento de todos los atributos esenciales. Por todo lo cual concluimos que si Juan de Santo Tomás llegó lógicamente a un intelectualismo que repro­ duce la vieja definición aristotélica de Dios, San Buenaventura, cierto, re­ cuerda al filósofo de la Academia; pero está muy lejos de sus exageracio­ nes por lo que se refiere a la primacía absoluta del bien. De Platón ha heredado, indudablemente, San Buenaventura, una ten­ dencia de pensameinto, una atmósfera espiritual más que un esquema de tesis. Por otra parte, es preciso advertir que la relación de la escuela fran­ ciscana con Platón es siempre una relación de dependencia mediata, por la doble línea de San Agustín y del Pseudo-Dionisio. Pero a su vez está de( 79 ) In I Sent., d . 22 , q . 3 , i n c o r p . ; t . I , p . 395 b .

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