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P. Feliciano de V entusa 2 9 en Dios el constitutivo mismo de la naturaleza, y, por consiguiente, el principio y fuente de la vida divina. La voluntad es en Dios mero atributo, amodo de propiedad; pero el entendimeinto pasa a formar la constitución y la raíz misma de todos los atributos y propiedades divinas. El entendimiento no se debe concebir como un mero atributo, puesto que per modum sttb- tantiae se habens et non per modum egressionis et accidentis. Con justeza Juan de Santo Tomás se hace esta pregunta que recapitula su especial con­ cepción y deja, al mismo tiempo, entrever el estrato intelectualista sobre el que se asienta: Q u om od o autem intelligere sit radix omnium attribu- torum (6 6 ). R. Garrigou-Lagrange al comentar cómo Juan de Santo Tomás, junta­ mente con otros autores tomistas defiende que el constitutivo formal de la esencia divina (nótese que en una interpretación recta debe decirse más bien naturaleza) es la intelección subsistente y siempre actual, observa que esta teoría recuerda la famosa definición aristotélica de Dios: Nóy¡at; vor,osw vorp.i; ( 67 ). Efectivamente, añadimos nosotros; la corriente intelectualista de Aristóteles y los Estoicos, remansada durante sigles por el voluntaris­ mo platónico y platonizante, polarizado hacia el «Bien», irrumpe de nuevo en la teología católica con Santo Tomás y llega a su culmen en esta tesis del constitutivo metafísico de la naturaleza divina tal como es sostenida por Juan de Santo Tomás y demás tomistas que le siguen. ¿Y no será la fuerza lógica del sistema quien ha llevado a estos tomistas a un intelectualismo que resulta exagerado hasta para los compañeros de escuela? No es el momento de dar una respuesta acabada a esta pre­ gunta que supondría seguir la génesis histórica de esta tendencia desde los tiempos del viejo Aristóteles y los Estoicos. Bástenos en esta ocasión indi­ car que escritores modernos, tomistas a machamartillo, no sólo estiman al­ tamente esta dirección tomista, sino que la conectan con las grandes tesis de todo el sistema ( 68 ). Quede esto consignado aquí como de paso, con la esperanza de que esta exposición de las direcciones principales del intelectualismo tomista ser­ virá para clarificar la posición del Seo. Doctor San Buenaventura. El marchamo exageradamente intelectual que Juan de Santo Tomás dejó como impronta a su doctrina del constituivo metafísico de la esencia divina es patente. Aceptemos, con todo, la distinción que hace entre los conceptos de esencia y de naturaleza, porque al menos parcialmente nos ser­ virá esta distinción para aclarar el pensamiento del Seo. Doctor. Mas antes (66) O. c.. p . 348. (67) Dieu, son existence..., p. 350. (68) F . X . M aquart, Elementa Philosophiae, t. I I, I I Metaphys. Ostens., p. 361.

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