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P. Feliciano cle Ventosa 25 hace ya suponer la divergencia de interpretaciones de que ha sido objeto y que nosotros más adelante analizaremos. Ahora juzgamos más conveniente ponernos en contacto inmediato con los textos, pues esperamos nos reve­ len por sí solos su genuina mente, a la vez que nos servirán de luz para juzgar de las diversas interpretaciones a que hemos aludido. Dejamos dicho que no siempre esta cuestión metafísica se ha formulado del mismo modo. Estos diversos modos los precisamos tener en cuenta al estudiar la mente del Seo. Doctor. Limitándonos ahora al problema del cons­ titutivo metafísico, tal como los hemos formulado siguiendo a los modernos escolásticos, nos parece estar sólidamente fundada la conclusión de que San Buenaventura, a pesar de la oscuridad inherente a las cuestiones que no se estudian «ex professo», como es el caso de nuestro Doctor, no difiere subs­ tancialmente de la doctrina del Doctor Angélico. Donde quizá haya que­ dado más patente su pensamiento es en las Collat, in Hexaemeron, en las que nos dice: «Primum nomen Dei est esse quod est manifestissimum et per- fectissimum, ideo primum; unde nihil manifestius, quia quidquid de Deo dicitur reducitur ad esse; hoc est propie nomen Dei. Deus non dixisset Moysi sive Latori legis: Ego sum qui sum, nisi esset primus. Postea dixit: Deus Abrabam. Deus Isaac, Deus Jacob, in quo mysterium Trinitatis expressit. Tertio dixit: Qui fecit os ho- minis et linguam ; in quo explicavit se esse exemplar» ( 56 ). Dos son los requisitos que, siguiendo a L. Billot, hemos exigido para que una razón metafísica pueda ser considerada como constitutivo de la esencia divina: que no signifique algo meramente atributivo y que goce de la máxima comprehensión. Que el primer requisito se verifique en la concepción bonaventuriana del ser divino, es manifiesto, si se tiene en cuen­ ta que para San Buenventura, lo mismo que para Santo Tomás, el ser es algo substancialísimo que en Dios llega a identificarse con la misma esencia divina. De tal suerte es el ser, según la mente del Seo. Doctor, substancial a la divinidad que si hay en ella alguna perfección irreductible a ser consi­ derada como meramente atributiva es precisamente el ser ( 57 ). Que el segundo requisito referente a la comprehensión se cumpla asimis­ mo en la concepción bonaventuriana del ser divino, se deduce con claridad (56) Collat. in Hexaem., col. X , n. 10; t. V , p. 378 b. (57) In I Sent., d. 2. dub. I V ; t. I, p. 60a: «Illu d nomen «q u i est» et «E g o sum qui ,sum» est nomen essentiac pro pie : hoc enim est quaedam circum locu- tio, significans entitatem in omnímoda perfectione et absolutione, et hoc est nomen p ro p ium divinae substantiae.» In Hexaemeron, col. I I , n. 25; t. V , p. 340 b : « E t ideo esse dicitu r nomen Dei, quia esse in Deo est id quod est Deus.»

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