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bajo la razón formal de esencia y lo que le conviene en razón de naturale za. De aquí el que, según ellos, el problema del constitutivo metafisico de la Divinidad se desdoble según se investigue la razón constitutiva de su esencia o de su naturaleza. Limitémonos por el momento al estudio del constitutivo metafisico de la esencia divina. Se ha definido este constitutivo en estos o parecidos términos : «Es aque llo que primariamente constituye a Dios como tal ser, lo que le diferencia de todo lo que no es Dios y es a nuestro modo de entender como la raíz primera de donde dimanan las demás perfecciones divinas» ( 52 ). Tres son, según esta definición, los caracteres del constitutivo metafisico de la esencia divina: primero, ser como el elemento más intrínseco v específico de la Divinidad; segundo, manifestarse como la raíz principal por la que se dis tingue Dios de la creatura; tercero, concebirse como la razón metafísica o fuente principal de los demás atributos. O como dice L. Billot, dos requi sitos son necesarios y bastan para que una razón divina pueda considerarse como constitutivo metafisico de la Divinidad : primeramente, que esta razón no sea algo atributivo, puesto que todo atributo se concibe, no constituyen do, sino dimanando del sujeto, y en segundo lugar, que esta razón tenga una comprensión tal que incluya toda otra perfección ( 53 ). ¿•Cuál es, pues, esa razón metafísica que concebimos en Dios como raíz de todos los demás atributos? Planteado en estos términos este problema metafisico-teològico ha recibi do diversas soluciones en el curso de la escolástica. La mayor parte de los autores, especialmente entre los modernos, se han inclinado a ver el consti tutivo metafisico de la esencia divina en el ser puro y subsistente ( 54 ). Tal parece haber sido también la opinión de Santo Tomás, según consta por los textos que suelen aducirse y por la estructura metafísica de su siste ma ( 55 ). El artículo de la Summa Theologica donde esta cuestión se afronta ha sido señalado por R. Garrigou-Lagrange como término de la metafísica ascendente, hito de convergencia de las famosas cinco vías, y, a su vez, el punto de partida de la metafísica descendente, o sea de la deducción de los atributos divinos y de las relaciones de Dios con el mundo. Cual haya sido la mente del Seo. Doctor no es fácil determinarlo. Esto 24 La metafísica del Bien en la Teología de San Buenaventura (52) Cf. Pius a Mondreganes, O. F . M. Cap., Theologia Naturalis seu Teodi cea, Vallisoleti, s. a., p. 188. (53) L . B illo t , S. J., De Deo Uno et Trìno, 7 ed., Romae, 1926, p. 93. (54) Cf. L . B illo t , o. c., p. 9 3; V . Remer, S. .T., Theologia Naturalis, 8 ed.. p. 93 y sigs. : R. G a rrigou -Lag rang e, O. P. Dica, son exisfence et sa vatvrn. 6 éd., Paris, 1936, p. 356; F .-X . M aquart, Elementa Philosophiae, t. I li, II Mr- taphysica ostensiva, Paris, 1938, p. 360 y sigs. (55) Summa teolog., I, q. 3., a. 4 .; q. 7., a. 1, ad 3 ; q. 13, a. 11; q. 44. a. 1 : In I Sent., d. 8, q. 1, a. 1.
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