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Feliciano de Ventosa 19 cepto aquellos nombres que nos han sido revelados divinamente en las Santas Escrituras ( 34 ). Mas a estos nombres nunca los ve dotados de una significación tal que nos revelen la vida íntima de Dios. Tan sólo a través de ellos se nos ma­ nifiestan y aclaran las relaciones de la Divinidad con los demás seres. Es decir, que la tesis del agnosticismo teológico queda sustancialmente en pie, aunque intenta aminorarla por lo que toca al conocimiento de las relaciones del primer principio, que él llama «Tearquía» ( 35 ), con los de­ más seres ( 36 ). Aunque esta doctrina es capital en la síntesis propia del Pseudo-Dionisio, no parece haya tenido repercusión directa en el Seo. Doc­ tor. Por ello no nos detenemos más a comentarla. La hemos, con todo, re­ cordado por el nexo que tiene con el tercer punto de la doctrina dionisíaca que queremos especialmente aclarar por la repercusión notable que ha te­ nido en la concepción metafísica del «Bien» en el Seo. Doctor. Este tercer punto versa sobre el «Bien» como clave para interpretar el descenso de las creaturas respecto del Primer Principio, de la Tearquía. Si se considera a la Tearquía en su relación a las creaturas, el nombre que me­ jor le conviene es el de «Bueno». La Tearquía primariamente es Bondad; el «Bien» es el nombre más augusto y venerable de Dios x¿ xcuv ovo{i<ra»v as-xóxa-ov( 37 ). Porque Dios es Bueno, se comunica a sus creaturas como sol radiante, como fuente desbordante de luz, como rayo iluminador. El Bien que se halla en Dios, la Bondad de Dios son el principio de todo bien y de todo ser ( 38 ). En la explicación de esta misteriosa actividad del Bien, que produce por difusión de su Bondad a las creaturas, el Pseudo-Dionisio razona una vez más en un clima netamente platónico. De nuevo hace sentir la tesis plató­ nica de la primacía del Bien sobre el Ser. Así leemos en el capítulo V De Divinis Nomimbus, que el nombre de Bien aplicado a Dios nos revela to­ dos los procesos de la Causa Universal y se extiende tanto al ser como al no ser, al mismo tiempo que trasciende todo ser y todo no ser ( 39 ). Este (34) De Divinis Nominibus, c. I, p. 6-7 (ed. Solesmes). (35) Usa con mucha frecuencia en sus escritos el Pseudo-Dionisio el té r­ m ino «Tea rch é » para significar el p rim e r princip io de todo, a Dios. Creemos no haber inconveniente en que se adopte una versión directa de este térm ino, como ya se ha hecho en francés, y así se diga Tearquía como decimos Mo­ narquía. (36) Cf. especialmente De Divinis Nominibus, c. I y V. (37) ü e Divinis Nominibus, c. X I I I , p. 552-553. (38) De Divinis Nominibus, c. I y I V ; De Caelesti Hierarchia, c.IV . (39) DeDivinis Nominibus, c. V , p. 322-323. Por su especial importancia, damos el texto griego: Kotl fCtp T| TáfOCl^OU ’dsLUVOJilCt TdC, o \<XC, TOO TXOtvTltlV gcítíou npóoSous éxtpaívooca, x a i eU ~ a ovTa xai eU oók ovra éxTeíveTou, xa'i ónkp ovxa xa'i ónep Ta ouk ovTa eotÍv.

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