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DESARROLLO DE COMPETENCIAS ACTITUDINALES EN LA EDUCACIÓN… NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 697-721, ISSN: 0470-3790 703 manera determinada, aquello que da significado a la vida y ayuda a encontrar un soporte interior a la existencia. Se trata de una fuerza motivante en la persona que la involucra plenamente con todas sus capacidades y competencias y la orienta en cada momento hacia algo que está fuera de ella y que le exige una respuesta libre y responsa- ble. Esta experiencia proporciona una certeza mediante la que la per- sona percibe y vive su existencia en un horizonte vital asentada en un absoluto, lo que conlleva en sí mismo percibir también el sentido del sufrimiento y del dolor e incluso encontrar sentido a la falta de sen- tido a la que tantas veces está sometido el transcurrir de la vida. Frankl (1985) afirma que el sentido difiere de una persona a otra, de un día para otro, de una hora para otra hora. Cada persona, por tanto, ha de hallar el sentido para su vida según sus circuns- tancias, sus objetivos y posibilidades concretas. De este modo, el sentido de la vida es clave estructurante de la personalidad y sus- ceptible de educación y orientación. Una persona va configurando el sentido vital desde la infancia en la relación con las personas y en las diferentes situaciones de la vida. El niño, para configurar el sentido de la vida, necesitará ver ejemplos cercanos de vida con sentido en las personas más cerca- nas, en los adultos de referencia, en la familia y en la escuela. La familia constituye el núcleo primario donde el niño recibe todas las pautas de conducta y los patrones que irán conformando el propio modo de reaccionar frente a las personas y frente al mundo. Pos- teriormente, será la escuela el ámbito donde el niño adquiera estos modelos de actuación, por parte de los adultos o en la relación con los iguales con quienes comienza a interaccionar. En la etapa de la adolescencia y juventud, junto a la necesidad de pertenencia a un grupo y a la natural actitud de retraimiento, se puede hacer más difícil ayudar al joven a perfilar el sentido y los objetivos vitales. Sin embargo, se trata de un momento especialmente delicado que ofrece muchas oportunidades para que el joven pueda abrirse al sentido de su vida y también un momento que los padres, educa- dores y las demás personas de referencia deberán saber aprovechar y actuar de modo conveniente en orden a ayudarle a configurar el sentido de su vida por el camino adecuado para ello. Mediante la

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