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A. SÁNCHEZ CABACO - A. RISCO LÁZARO - E. SALVINO GOMES 718 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 697-721, ISSN: 0470-3790 Vivimos en una época de vacío existencial y, por esta razón, la tarea primordial de la educación es refinar la capacidad que per- mitirá al estudiante encontrar los sentidos únicos, en lugar de satis- facerse en transmitir tradiciones y conocimientos. La educación de hoy ya no puede acompañar los modelos tradicionales sin la debida crítica, pero debe despertar la habilidad para tomar decisiones inde- pendientes y auténticas. Por lo tanto, respecto al método dedicado al estudio desde el punto de vista de la Psicología Positiva en rela- ción a las fortalezas características, los estudiantes deben aprender a identificar sus fortalezas específicas y a usar estas fortalezas para transformar el sin-sentido en una vida significativa. Desarrollar la actitud del autoconocimiento (perfeccionamiento de la “consciencia” del estudiante) debe necesariamente originarse en la propia consciencia del educador y de la institución en la que se insertan. Lo que significa que maduró en una combinación de libertad y responsabilidad, y fue evaluada la dependencia voluntaria del reconocimiento de aquello que tiene sentido. Seligman afirma que, hasta cierto punto, las emociones positivas son hereditarias, pues estudios demuestran que el ser humano hereda hasta cerca de 50% del bagaje emocional. El hombre ya nace predispuesto a ser más o menos optimista y eso no se puede evitar. Pero enfatiza que el sentido de la vida no se hereda, es un aspecto que depende del individuo, de sus decisiones basadas en las circunstancias que sur- gen en el transcurrir de su existencia. Y por tanto es un terreno que puede ser abonado en el proceso formativo. Además, desde el plano evolutivo, Seligman acredita que en la primera parte de la vida, el hombre lucha para encontrar lo que lo motiva. Es una lucha apasionante, auque resulta dolorosa (crisis ado- lescente, primera madurez, etc.). Sin embargo, en la segunda parte, hay más espacio para el sentido y para el compromiso, se tiene más satisfacción vital. Y tratándose de educación, estamos de acuerdo con la Psicología Positiva en el sentido de que hay otro propósito de la enseñanza más allá de impartir conocimiento: hacer a los estudiantes más felices, poseedores de la Vida Placentera, la Vida Buena, y la Vida con Sentido.

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