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DESARROLLO DE COMPETENCIAS ACTITUDINALES EN LA EDUCACIÓN… NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 697-721, ISSN: 0470-3790 711 las personas que saben controlar su experiencia interna (autorre- flexividad y autorregulación) son capaces de aumentar la calidad de sus vidas, y por tanto ser más felices, tanto individualmente, como en las redes sociales con las que interactúan. La felicidad autentica, significado mayor de la existencia humana, según Seligman (2003), se alcanza en la dimensión que tiene el grupo en relación al individuo. Las instituciones tradiciona- les como la familia, la comunidad, el grupo religioso están desapa- reciendo, pero son eficaces como medidas antidepresivas. Para este teórico, la existencia de la felicidad duradera se encuentra de tres formas: a) en la más corriente, dónde los individuos buscan lo que los gratifica –cultivan emociones positivas–; b) en la “buena vida”, identificada en el que la persona hace en su trabajo, en relación al amor y el uso de su tiempo libre; y c) en el sentido de la vida, cuando se pone al servicio de los otros y comparte algo superior a sí mismo. Por lo tanto, las emociones positivas pueden ser potencia- lizadas a través de algunos mecanismos: la meditación, la gratitud, el humor. Dado que no hay un camino único para encontrar la felicidad, lo importante es ayudar al alumno a descubrir su propio camino, favoreciendo la reflexión mediante la acción educativa. A diferencia de Freud, que mantenía que la infancia era deter- minante en la personalidad adulta, Seligman considera que este fac- tor no compromete las potencialidades humanas. La persona tiene todo derecho de no estar obligada a rumiar recuerdos infelices, bus- cando olvidar un pasado que compromete su felicidad. Las perso- nas encuentran la felicidad dentro de sus posibilidades, pero tener un buen nivel de instrucción o un alto padrón de vida no significa ser feliz (Seligman, 1998). La felicidad debe ser encarada como consecuencia de las acciones humanas y si una persona tuvo una buena vida en la juventud, difícilmente en la vejez tendrá dificulta- des en encontrar motivos para ser feliz. Por tanto, no es definitivo lo vivido, pues las emociones positivas se centran en el pasado, en el presente y en el futuro de la persona. En la misma línea, la persona puede desfrutar de muchos placeres en el presente, estando des- contento con el pasado y sin tener esperanzas en el futuro.

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