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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 636 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 (Sal 76,2 ) permite que se pueda conocer la presentación que él hace de sí mismo en la creación entera. Pues el nombre es la quintaesencia de la revelación V la presencia de Yahvé en su pueblo, V descifra el misterio de la creación. Corresponde al “mundo”, en el que resplan- dece la Gloria del nombre , el cielo, que se halla en paralelismo, en el que se refleja el esplendor de Dios 10 . Esto explica que el nombre sea utilizado preferentemente en los votos o expresiones de alabanza, vinculadas al culto del san- tuario y no tanto a los sacrificios, como se deduce de la afirmación siguiente :”¡Oh Yahvé, saca mi vida de la prisión, para que pueda alabar tu nombre. Me rodearán los justos si benignamente me fue- res propicio” (Sal 142,8 : el nombre es utilizado como sinónimo de Señor; alabar su nombre y alabar al Señor expresan la misma reali- dad). La confesión del nombre de Yahvé en el culto era evidente para el orante: “iSálvanos, Yahvé, Dios nuestro, y reúnenos de entre las gentes, para que podamos cantar tu nombre y gloriamos en tus ala- banzas¡” (Sal 106,47 : las referencias a una celebración comunitaria no pueden ser más claras). “ Me prosternaré hacia tu santo templo, y cantaré tu nombre , por tu misericordia y tu fidelidad, pues has magnificado sobre todas tu nombre y tu promesa” (Sal 138,2). El orante se halla en el atrio del templo, con sus ojos puestos en el santuario, alaba a Dios y canta su nombre, es decir, expresa la fidelidad a su Dios. La adoración y la confesión de Dios o su reconocimiento constituyen los elemen- tos esenciales del culto divino. Se da por supuesto que Yahvé se ha revelado, se “ha aparecido” y ha dado a conocer su nombre , su gra- cia y su fidelidad . Lo mismo se demuestra en la súplica: “Siempre te alabaré por lo que has hecho y esperaré en tu nombre, porque eres benigno en la presencia de tus santos” (Sal 52,11). “Sálvame, oh Dios, por el honor de tu nombre; defiéndeme con tu poder... Yo te ofreceré, gustoso, sacrificios, alabaré tu nombre, Señor, por tu bon- dad” (Sal 54, 3.8). 10 G. FLOR SERRANO, Los Salmos, en Comentario al Antiguo Testamento, Casa de la Biblia, Madrid 1997, 518.

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