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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 692 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 escrito: “Se sentó el pueblo a comer y beber y se levantaron para dan- zar” (1Co 1,7). “Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría. hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, disensiones...”(Ga 5,20). “Hijitos, guardaos de los ídolos” (1Jn 5,21) (el vocablo “ ídolo ” en este texto es entendida en sentido amplio: haría referencia a las enseñas de los emperadores divinizados manifestadas en los templos y en las insig- nias militares). En referencia a la forma de hablar griego-judía, no se distingue entre dioses e imágenes de los dioses. Ambos son eídolon , “ imagen umbrátil, imagen engañosa”. Sólo donde el símbolo se distingue de la imagen, como en Hch 19,15; Rm 1,24; aparece la eikón neutral. Ambos, tanto los dioses como las imágenes de los dioses, son con- siderados como el producto de una fe humana engañosa y como el signo de un concepto equivocado ( Rm 1,21ss) y en conexión con el sacrificio de los ídolos: “Pues bien, acerca de comer las carnes sacri- ficadas a los ídolos, sabemos que el ídolo no es nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo” (1Co 8,4). “Mirad al Israel carnal. ¿No participan del altar los que comen de las víctimas? ¿Qué digo, pues? ¿Que las carnes sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo?” (1Co 10, 19-20).”¿Qué concordia entre Cristo y Belial? ¿Qué parte del creyente con el infiel? ¿Qué concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios vivo, según Dios dijo: “Yo habitaré y andaré en medio de el/os, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (2Co 6,15s). Llegamos así a la “idea luminosa” de Cornelio A. Lapide en orden a justificar la legitimidad de hacer imágenes del Dios verda- dero: Dios descendió a la misma figura humana cuando el Verbo se hizo hombre y asumió su figura. Cristo es la imagen perfecta de Dios. Pero esta imagen de Dios tardó en aparecer en nuestro mundo. También ella tuvo una larga prehistoria. En ella la imagen de Dios tiene una trayectoria desigual. Su imagen es grandiosa unas veces y humillante otras. Depende del momento histórico en que fue pintada su imagen o descrita su figura. La prohibición de hacer imágenes de Dios está justificada por dos razones fundamentales. Se trata de un ser espiritual: por consiguiente “inimaginable”. Por otra parte, es el

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