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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 689 Minucio Félix (siglo 2°-3°) tampoco capta el significado cuando dice: “ Del mismo modo se equivocaron nuestros antepasados sobre los dioses... Mientras veneraban a sus reyes con temor sagrado, mientras sentían la necesidad, después de su fallecimiento, de tenerlos ante sus ojos en imágenes y se esforzaban por vincular su recuerdo en estatuas, se convirtió después en objeto de culto lo que originariamente sólo había servido de consuelo”. De la impresión religiosa de la divinidad “en el lugar” se renueva su configuración y con ella la veneración de la imagen. En todo caso, la ausencia de imá- genes en el culto no es ninguna medida de valor (E. Lehmann) 38 . Al abordar el tema del Dios inimaginable en el A T, lo primero que debe ser destacado es la peligrosidad extrema que vio el antiguo pueblo de Dios en el recurso a las imágenes para representarlo y darlo culto. Los textos siguientes hablan por sí mismos: – “No os hagáis conmigo dioses de plata, no os hagáis dioses de oro” (Ex 20,23). “La gloria de Yahvé parecía a los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre de la mon- taña” (Ex 24,17). “No vayáis tras los ídolos, y no os hagáis dioses fundidos. Yo, Yahvé, vuestro Dios” (Lv 19,4).”¡Maldito quien haga escultura o imagen fundida, abominación a Yahvé, obra de artífice y la ponga en lugar oculto!. Y todo el pueblo responderá: Amén” ( Dt 27,15 ). – La prohibición tajante de hacer imágenes talladas ampliada a toda clase de representación ( Ex 20,4... ). Estas prohibiciones no dejan espacio para salvar la buena intención de Cornelio A. Lapide, al afirmar que se pueden hacer imágenes del Dios verdadero; únicamente se prohibirían las de los dioses fal- sos. – La motivación de la prohibición mencionada, la “ celotipia ” de Yahvé o que Dios es un Dios celoso: “No adores otro Dios que yo, porque Yahvé se llama celoso, es un Dios celoso” (Ex 34,14). Dicha prohibición no se halla justificada sólo porque Dios estaría celoso frente a otros dioses, sino también porque 38 C.H. RATSCHOW, Bilder und Bildervereherund, O.c., col. 1270.

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