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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 683 cuanto sabiduría suprema tiene que establecer la diferencia sobre el conocimiento falso y el verdadero. El judío no necesitaba ir de “las cosas ocultas” a las “superfluas”; la imaginación por la curiosidad llevaría al error. En el temor de Dios, custodiado en la obediencia de la sabiduría tenía él, no sólo el principio y la raíz, sino también la plenitud y corona de la sabiduría ( Pr 1,14.16.18.20 ). Con ello que- daba pacificado el deseo israelita de su tendencia al conocimiento verdadero. VII. DE LO INIMAGINABLE A LA REPRESENTACIÓN Los antropomorfismos y los ginomorfismos fueron recursos naturales, representativos del Dios de Israel. El decurso de tiempo hizo que fuesen catalogados o considerados como recursos literarios aptos para una comprensión aproximada y analógica del Dios reve- lado cuya definición precisa escapa a nuestras categorías mortales. Hablamos de Dios partiendo de lo que conocemos. Y lo hacemos imitándole a él, que recurrió a nuestro lenguaje, a nuestros deseos y ambiciones, a nuestros anhelos y esperanzas, a nuestras preocu- paciones y comportamientos. Sabemos que son aproximaciones al Dios inasequible. Sin embargo, la Biblia nunca nos impidió esta forma de proceder. Aunque sí nos dijese con absoluta claridad que del terreno de la comparación no nos es lícito pasar al de la defini- ción. No nos está permitido establecer nuestra igualdad con Dios ni rebajarlo a él a nuestro nivel. Para que el hombre no se confunda en el trato que le debe, él le recuerda muchas veces la distancia que les separa. Baste un ejemplo: “No desencadenaré todo el furor de mi ira, no destruiré del todo a Efraím, porque yo soy Dios, no soy un hombre; soy santo en medio de ti y no me complazco en destruir” (Os 11,9). Siendo así las cosas, resulta fácil comprender que el Dios “ini- maginable” haya sido “imaginado” o representado de múltiples maneras. Los “imagineros” han sido conscientes, por supuesto, de la necesidad de ir superando el naturalismo representativo de la divi- nidad expresado en los antropomorfismos y en los ginomorfismos,

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