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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 679 obras”); se sienta en el trono de Dios. Yahvé la encargó formar a los hombres (Hen. Etip, 30, 8). También en las primeras representaciones de la sabiduría puede reconocerse su carácter hipostático y ello ofrece el fundamento para la distinción entre el Dios supramundano y el acontecimiento intra- mundano en la autoconciencia del maestro de la sabiduría, que no querían colocar su autoridad por debajo de la de los profetas, que apelaban al espíritu y a la palabra de Yahvé. La sabiduría tiene el mismo poder que Yahvé para premiar y castigar. Esta representación se hizo importante porque con ella adqui- rió la posibilidad de reconocer la posesión de la verdad en pueblos extranjeros, al describirla como participación en la iokmah divina. Pues la sabiduría que se manifestó en la creación es naturalmente asequible a todos los hombres. Su unión con la representación antigua, comprensión de la vida, se hizo mediante la derivación de ésta de aquella. Como creadora de los hombres vive en ellos ( Pr 8,17.31b ), busca hacerles felices, les invita (Pro 8, 1ss; 1,20ss); quiere hacer una alianza con ellos. Los jueces, los reyes, los nobles, gobiernan gracias a ella (Pr 8, 15s). Por ella se mantenía la fidelidad a Yahvé. Esta sabiduría discernible en la naturaleza tenía sus peligros: se podía pensar que los gentiles podían poseer o llegar a alcanzar la misma sabiduría, una sabiduría racional. 3. L A SABIDURÍA COMO PRINCIPIO DE REVELACIÓN Esta posible confusión (la mencionada anteriormente) llevó a los maestros de la sabiduría humana a que buscasen la vinculación con el conocimiento de Dios del A T Y a concluir que la primera unión de la búsqueda humana de la verdad se produjo en la llegada de la revelación a la conciencia. A veces los proverbios de la sabiduría y el temor de Dios se intercambian ( Pr 13, 14 : “La enseñanza del sabio es fuente de vida para huir los lazos de la muerte”). “El temor de Yahvé es fuente de vida, que aleja de los lazos de la muerte” (Pr 14,27) y el temor de Yahvé es ( resit , en hebreo), es decir, la realidad princi-