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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 673 la palabra profética: “Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Berí, en tiempos de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequias, reyes de Judá, y en tiempos de Jeroboám, hijo de Joaz, rey de Israel” (Os 1,1): “Llegó a Jonás, hijo de Amital, palabra de Yahvé, diciendo... “ (Jon 1,1). “Palabra de Yahvé que fue dirigida a Miqueas, de Morasti, en los días de Jotam, Ajaz y Exequias, reyes de Judá; lo que vio sobre Samaría y sobre Jerusalén” (Jon 1,1). “Palabra de Yahvé dirigida a Sofonías, hijo de Cusi, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequias, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá” (So 1,1). d) La identificación de la ley estática con la palabra dinámica de la palabra implicaba el peligro de un alejamiento de Dios. Sin embargo, la palabra siguió siendo valorada como antes, como actual y palabra vivificadora de la revelación: “Llegó calladamente un hablar, mis orejas percibieron sólo un murmullo”. “¿Tienes en poco los consuelos de Dios y las blandas palabras que te dirigimos?” (Jb 4,12; 15,11) , incluso en la línea creadora. Más importante fue la unión de la palabra con el espíritu, que desarrollaremos en el apartado siguiente. De mayores consecuencias fue la hipostatización de la palabra a través de la cual podía ejercer su función como una fuerza divina del mundo. Esta hipóstasis testimonia la experiencia de la palabra como una realidad (una magnitud) viva y presente (no remota y lejana). Es la presencia de la acción de Dios en la historia salvífica, no en la especulación como ocurre en el mundo griego, especialmente en el estoico, y en Filón 29 . 2. E SPÍRITU Y P ALABRA Teniendo en cuenta la inclusión de la inspiración, de la direc- ción de la historia y de la creación en la actividad de la palabra , era inevitable que este concepto se entrelazase con el espíritu . Una delimitación exacta entre ellas no logró conseguirla el judaísmo. Tal 29 Pr 1-9; el libro de Job; el Predicador; Baruc; Sabiduría de Salomón.