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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 671 fundante, sino sirviendo éste como de fundamento y respaldo de lo que decían y contra toda tergiversación. Aparte de los modos (Urim,Tummid, Efod) y de recursos frecuentes, como los sueños, la visión, la audición, se revela con especial claridad y fuerza el mundo espiritual-personal de la automanifestación de Dios y su absoluta trascendencia sobre todas las formas mánticas y mágicas. En relación con su pueblo, Dios mantiene la iniciativa y toda la autosuficiencia humana tiene que rendir armas ante el poder de su palabra, como sus receptores y oyentes. En esta línea está la acción profética, no sólo en sus acciones milagrosas –Elías y Eliseo–, sino en la dirección de la historia de su pueblo. Es decir, en cuanto poder mundano de Dios la palabra rea- liza en estos hombres el papel del ruai y la historia adquiere sentido gracias él la dirección inmediata de Dios. En esta valoración de la palabra profética se apoya la compren- sión deuteronomista de la historia que, en forma sistemática, consi- dera el destino del pueblo como expresión de la palabra de Dios. La palabra es la expresión de la voluntad divina salvadora y del plan del mundo sobre la historia: “En verdad, esta Ley que hoy te impongo no es muy difícil para ti ni es cosa que esté lejos de ti. No está en los cielos para que puedas decir: ¿Quién puede subir por nosotros a los cielos para cogerla y dárnosla a conocer, y que así la cumplamos?... La tienes enteramente cerca de ti; la tienes en tu boca, en tu mente, para poder cumplirla. Mira, hoy pongo ante ti la vida con el bien , la muerte con el mal… “ Porque no es cosa indiferente para vosotros; es vuestra vida, y cumpliéndolo prolongaréis vuestros días sobre la tie- rra que vais a poseer, pasando el Jordán.” (Dt 30, 11 ss; 32, 32,47). c) El significado de la palabra reveladora de Dios con su pueblo se amplía a sus relaciones con el mundo, que alcanzan su claridad en el siglo séptimo, y se distinguen de expresiones similares del paganismo. El acontecimiento natural es considerado entre las cate- gorías de la libre acción ética de una voluntad y no es considerada como el impulso natural o el capricho mágico y se pone en estrecha relación con la historia. No es casual que el relato israelita del devenir del mundo a través de la palabra creadora de Dios sea considerado como el comienzo de la historia (siglos 10 al 8). La acción de Dios en

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