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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 670 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 Pocos milisegundos después, esa fuerza ya se había dividido en las cuatro que existen actualmente y que son responsables de tantos fenómenos: la fuerza gravitatoria, con su capacidad de atraer masas; la fuerza electromagnética, creadora de atracciones y repulsiones eléctricas; y las dos fuerzas nucleares, una fuerte y una débil, respon- sables de los procesos que ocurren en los núcleos de los átomos. La creación ya estaba puesta en marcha, únicamente formada por partículas elementales y las cuatro fuerzas o leyes mencionadas. Pero Dios sabía que en ella se encerraban grandes posibilidades, muchas formas diferentes de existir. Y vio que lo que había creado era bueno. Desde el primer momento, Dios impregnó en aquella semilla insignificante todo de creatividad. Esa pequeña semilla cós- mica apareció como un monumento a la inventiva, al ingenio, a las posibilidades diferentes de ser. Todo era muy caliente –con millones de grados de calor– y denso. Tanta energía –toda la que hoy existe en todo el Universo– estaba compactada en un espacio muy pequeño. A partir de ese momento, comenzó la evolución del cosmos, de las estrellas, galaxias... y el proceso evolutivo humano. b) Este significado (= expresión de la soberanía de Dios) se basa en la experiencia de la palabra de Dios en la historia . La especial relación de Israel con su Dios se basa, desde el principio –en una época muy temprana dentro de la historia o prehistoria, pero infinita- mente alejada de los orígenes del Universo– en la palabra de su Dios. El decálogo o diez palabras ( ‘haseret ‘hadebarim , en hebreo) en cuanto la máxima manifestación de la voluntad divina son determi- nantes de la vida del pueblo y fundamento de las leyes ulteriores 28 . El poder interno de la palabra, su “dvnamis” está en la volun- tad personal del legislador y nada tienen que ver con el impulso de una fuerza de la naturaleza o con la fascinación mágica. Junto a esta palabra (fundante en lo relativo a la obra creacio- nal y liberacional de la esclavitud) aparece el anuncio de la pala- bra profética (= debar Yahvé ). No en oposición de la otra palabra 28 Ib., 38, nota 2: Is 28,23ss; 2S 14, 17.20; 1 R 3, 9, 12; 28; 5,9ss; Ex 28,3; 35,31; Cf. Is 31,2; 40,13s.

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