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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 666 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 Es una especie de mediador entre Dios y el hombre. En la decisión frente a él se juega la decisión frente al hombre. b) Ampliación de su acción. Es el auténtico guía de Israel : “Pero ellos se rebelaron, y enojaron su santo espíritu, y se hizo su ene- migo y combatió contra ellos. Entonces su pueblo se acordó de otros tiempos, de los tiempos antiguos. ¿Dónde está el que apartó las olas, el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su santo espíritu?” (ls 63,10-11). “No me arrojes de tu presencia y no quites de mi tu santo espíritu” (Sal 51,13). Aquí, como en otros textos: “Se hicieron un corazón duro como el diamante, para no escuchar las enseñanzas y palabras que Yahvé Sebaot les mandaba por medio de los profetas primeros, y estalló la gran indignación de Yahvé Sebaot” (Za 7,12). “Buscad en el libro de Yahvé y veréis que no falta ni uno. Porque lo ha mandado la boca de Yahvé y su mismo espíritu los junta” (ls 34,16). El espíritu es el órgano en el que se hizo realidad la presencia de Dios, en el que se resumen todos los poderes y dones divinos. No se limita a los profetas; se extiende a todas las fuerzas maravillosas que actuaron la historia de la salvación. c) Totalmente nuevo es que este espíritu es experimentado como el dirigente actual y protector. El espíritu es el garante de la irrupción del tiempo de la salud, más allá de todo desamparo y desgracia humanos: “Pues anímate, Zorobabel, dice Yahvé; anímate tú también, Josué, hijo de Jeosadac, sumo sacerdote, y cobra ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Yahvé, y ¡a la obra!, porque yo soy con vosotros, dice Yahvé Sebaot. Conforme a la alianza que con vosotros hice a vuestra salida de Egipto, estará en medio de vosotros mi espí- ritu , no temáis” (Ap,2,4-5) . La restauración la atribuye Zorobabel al espíritu: “ He aquí la palabra de Yahvé a Zorobabel. Dice: No con ejér- cito, no con fuerza, sino por mi espíritu, dice Yahvé Sebaot” (Za 4, 6b), Y a ello alude en la octava visión (Za 6, 1-8). El Espíritu es el signo de la alianza eterna practicada con Israel: “He aquí mi alianza con ellos, dice Yahvé: El espíritu mío, que está sobre ti; y las palabras que yo pongo en tu boca no faltarán de ella jamás, ni de la de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dice Yahvé, desde ahora,

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