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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 658 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 IV. EL ESPÍRITU (= RUAJ ) El punto de partida para su comprensión lo tenemos en sus equivalentes: en el pneuma griego, y en su correspondiente “aire” o “aliento”, que se halla presente en la naturaleza y en el hombre. En la antigua fe popular los vientos eran algo misterioso, portado- res de vida y fecundidad. Lo mismo ocurría con el aliento. Nada de particular, por tanto, que el hombre antiguo adivinase un misterio divino en la fuerza del viento y del aliento. El hombre era consi- derado como efecto del aliento divino, de la vida divina. Tanto en Egipto como en Israel es lo que convirtió al hombre en ser viviente. Este aliento divino de vida concede al hombre una fuerza vital supe- rior al hombre, poder para el restablecimiento del enfermo, cono- cimiento sobrenatural para alcanzar principios y oráculos. En esta trayectoria se mueven, sobre todo, las representaciones babilónicas. 1. E L E SPÍRITU DE D IOS COMO PRINCIPIO DE LA VIDA Estas consideraciones del Espíritu prendieron también en Israel, como herencia de las representaciones primitivas del Mana (el poder especial poseído por ciertas personas y cosas, que les hace capaces de realizar proezas en la guerra, en la caza, el amor etc. 26 . El hombre accedió a la vida al recibir el Espíritu de Dios: “Formó Dios al hom- bre del polvo de la tierra, y le inspiró en el rostro (en la nariz, dice el texto original, por ser el órgano de la respiración) aliento de vida, y fue así el hombre ser animado” (Gn 2,7) . “El espíritu de Dios me creó; el soplo del Todopoderoso me da vida” (Jb 33,4) Y cuando deja de vivir, el espíritu retorna al que se lo concedió ( Gn 45,27; Jc 15,19; Jb 34, 14; Sal 104,29 : “Si tú escondes tu rostro se conturban; si les quitas el espíritu, mueren y vuelven al polvo”). Su poder creador de vida hizo que el caos se convirtiese en cosmos (Gn 1,2) Toda la vida existente en el mundo depende de que Dios envíe su espíritu para 26 Ib., 33, nota 7: Dt, 1,18; 12,38; 15,15;24, 15.22; 28,14; 30,14; Ez 12,24.

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