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SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 657 Una visión del rostro de Dios se da únicamente en el mundo celeste: “Porque Cristo no entró en un santuario hecho por mano de hombre, figura del verdadero, sino en el mismo cielo, para mos- trarse ahora a favor nuestro ante el rostro del Dios (= to prósopon tú Zeú `yper èmón) (Hb 9,24). La fórmula traslada la visión del templo terrestre al celeste. Los ángeles guardianes de los niños ven constan- temente “el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mt 18,10), es decir, el bienestar de los niños es como la niña de los ojos de Dios. La visión del rostro de Dios, escondido a los hombres, les es concedida a sus siervos que llevarán su nombre sobre su frente (Ap 22,4) . Sin embargo, ahora sólo podemos ver como en un espejo, entonces lo haremos “cara a cara” (1 Co 13,12) . Esto significa que nuestra visión y locución ahora sólo puede ser imperfecta. En la consumación futura tendremos una visión perfecta y un conocimiento real 25 . Terminamos este apartado con una referencia que juzgamos de máximo interés. En las grandes discusiones que tuvieron lugar en la elaboración de la doctrina cristológica y trinitaria la palabra prósopon jugó un papel esencial. En los dos primeros siglos, la palabra persona no había adquirido el sentido jurídico posterior. Por consiguiente, cuando era utilizada por los Padres de la Iglesia no tenía una único sentido técnico-jurídico. Fue a lo largo de las discusiones teológicas cuando se perfiló su contenido conceptual. Los Padres de la Iglesia utilizaron una palabra cuyo contenido significativo era disperso y ambiguo y, al carecer del significado que se acuñaría posteriormente en ella, podía ser utilizada con múltiples sentidos. Ellos eran conscientes de que ni un sentido ni otro podía ser tomado como el único posible en orden a explicar el misterio de las tres personas divinas en su unidad y diversidad. Leemos en san Agustín: “Quamquam et illi (sc. Graeci) si vellent, sicut dicunt tres substantias, tres hypostases, possunt dicere tres personas, tria pro- sopa” (De Trinitate VIII, 6,11). Y Teodoreto, siguiendo los pasos de los santos Padres, afirma que pueden intercambiarse los significados de hypostasis , prósopon y propiedades ( Dialogus, MPG, 83, 36 A). 25 W. EICHRODT, O.c., II, 33.

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