NG200803002
FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 656 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 “Moisés añadió: “Si no vienes tú delante, no nos saques de este lugar” (Ex 33, 14.15: donde las versiones dicen “tú mismo”, el texto hebreo dice “tu rostro”, tanto en el v. 14 como en el 15 : panai, paneka). Es posible que esta “compañía” originariamente se refiriese al “arca” de Yahvé, como parece poder deducirse del relato de Num 10,29-36: en la partida del Sinaí se afirma que “el arca de la alianza de Yahvé fue con ellos durante tres días de camino” (v. 33). Se atribuye al “arca” la misma función que a panim . Pero ambos conceptos difieren profundamente. Su procedencia es distinta y su significado diverso. El teologumenon del panim tiene especial relevancia. Desde él se ha promocionado la concepción propia de la fe en el Dios de Israel. Partiendo del texto de Ex 33, 10: (historia del encuentro y reconciliación de Esaú y Jacob), se deduce que el rostro bene- volente, gracioso, de Dios, aparece al hombre cuando éste ejerce igualmente la benevolencia representando a Dios o en su lugar. Para el NT Dios ha trasladado su rostro al de Cristo . Ver su rostro es ver la faz de Dios. En 2Co 3,7-18, Pablo, mediante el recurso a la interpretación midrásica, nos habla de la gloria- doxa divina tras- ladada al rostro de Moisés. Los israelitas no podían verla, porque el rostro de Moisés estaba cubierto por un velo. Siguiendo su interpre- tación, afirma que los israelitas seguían sin ver porque ahora el velo cubría sus ojos, sus corazones (por eso no aceptaron a Cristo). En contraposición a ellos, los cristianos, despojados de dicho velo, es decir, mediante la fe, podían ver cara a cara la gloria del Señor. Este pensamiento lo desarrolla profundamente el Apóstol con el recurso al A T: “Porque Dios, que dijo: “Brille la luz del seno de las tinieblas”, es el que ha hecho brillar la luz en nuestros corazones para que demos a conocer la ciencia de la gloria de Dios en el rostro de Cristo ”. También en el NT se habla del rostro o faz de Dios, en referencia al AT: “Vano es para la salvación el caballo; su gran vigor no librará al jinete” (Sal 33,17/ ¿Y quién os hará mal, si fueseis celosos promo- vedores del bien?” (1 Pe 3,12). “Me has dado a conocer los caminos de la vida y me llenarás de alegría con tu presencia”(Hch 2,28). “Tú me enseñarás el camino de la vida, la hartura de tus bienes junto a ti, las eternas delicias junto a tu diestra” (Sal 15, 11).
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