NG200803002

SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 655 faz ” (Sal 11,7). “Suplicará a Yahvé y éste le acogerá, le dará benigno su esplendente rostro y volverá el hombre a su ventura” (Jb 33,26). El significado cultual cede en la medida en que aumenta la búsqueda del rostro de Yahvé : “De tu parte me dice el corazón: ‘Buscad mi rostro’ y yo, Yahvé, tu rostro buscaré” (Sal 27, 8). “Bus- cad a Yahvé y su poder, buscad siempre su rostro” (Sal 105,4). “Me iré, mas volveré a mi lugar hasta que hayan expiado su pecado y busquen mi rostro. En su angustia ya me buscarán” (Os 5,15). “Si mi pueblo, sobre el que se invoca mi nombre, se humilla, ruega y busca mi rostro , si se aparta de sus malos caminos, yo oiré desde los cielos y le perdonaré su pecado y curaré a la tierra” (2Cro 7,14) y en la medida en que la divinidad es buscada en una necesidad, bien sea para impetrar su ayuda o bien para hacer penitencia. El hombre intenta aplacar al rostro de Yahvé: “Moisés entonces trató de aplacar el rostro de Yahvé, su Elohim, y dijo:”¿Por qué, ¡oh Yahvé!, se ha de inflamar tu cólera contra tu pueblo, a quien has sacado de Egipto con gran potencia y mano fuerte?” (Ex 32, 11). Ambas expresiones se completan y significan el restableci- miento de relaciones amistosas entre Dios y el hombre sin necesidad de tener una figura visible como objeto de la vinculación. De forma parecida se expresan las oraciones babilónicas de la visión o de los ojos de la divinidad. Por tanto, la afirmación de que Moisés hablaba con Dios cara a cara no pasa de ser una expresión metafórica e hiper- bólica: “Yahvé hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hom- bre a su amigo” (Ex 33,11). “No ha vuelto a surgir en Israel profeta semejante a Moisés, con quien Yahvé trataba cara a cara” (Dt 34,10 ) o de boca a boca: “Boca a boca hablo con él, en visión directa y no por enigmas, y la figura de Yahvé contempla” (Nm 12,8). La utilización de panim para acentuar su significado de la per- sona, que se hace presente, el salmista se lo aplica a Yahvé para designar su omnipotencia y su cercanía de la cual nadie puede huir: “¿Dónde podría alejarme de tu espíritu? ¿Adónde huir de tu rostro? Si subiere a los cielos, allí estás tú; si bajare a los abismos, allí estás pre- sente” (Sal 139, 7-8). Para resolver las dificultades que prevé Moisés a la hora de guiar a su pueblo por el desierto Yahvé le promete estar con él: “Yahvé le respondió: “Iré yo mismo contigo y te daré descanso”.

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