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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS 630 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 I. EL NOMBRE Lo escribimos con mayúscula y como título para acentuar la enti- dad que dicho vocablo tiene en sí mismo, sin que aparezca rigiendo a otro y se halle determinado por él, como cuando hablamos del nom- bre de Yahvé. El Nombre utilizado de forma absoluta es uno de los sucedáneos de Yahvé. Y tiene, por tanto, su propia teología. Para ello debemos remontarnos a la teología deuteronomista, que sustituyó el concepto del trono de Yahvé sentado sobre el arca de la alianza por la teología del nombre. Dios habita en el cielo, pero elige en la tierra un lugar para “hacer en él su santo nombre” (Dt 12,56; 11,21; 14,23- 24; 26,2; 1R 11,36; 14,21…) 1 . Según la psicología bíblica, el nombre no sólo sirve para etique- tar las cosas o las personas, las define . El nombre expresa la realidad profunda del ser que lo lleva. Sólo teniendo en cuenta esta mentali- dad, entenderemos que, en el relato de la creación, las cosas llama- das a la existencia sólo adquieren su entidad propia cuando reciben el nombre adecuado en cada caso. Los dos textos siguientes son bien significativos: “¿A quién, pues, que me iguale, me asemejaréis?, dice el Santo. Alzad a los cielos vuestros ojos y mirad: ¿Quién los creó? El que hace marcar su bien contado ejército, y a cada uno llama por su nombre, y ninguno falta, tal es su inmenso poder y su gran fuerza” (Is 40,25-26). “Y dio Adán nombre a todos los ganados, y a todas las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; pero entre todos ellos no había para Adán ayuda semejante a él” (Gn 2,20). Los nombres propios del AT tienen un significado manifestativo de la esencia de la persona: “Adán” es “lo humano”, porque fue tomado del “humus”, de la tierra y, por eso, es terreno; por el con- trario, Dios es “Yahvé”, es decir, el que es, porque su realidad es ser eternamente (Ex 3,13-15). Por eso, suprimir un nombre, es sinónimo de eliminar la existencia: “Júrame, pues, por Yahvé que no destruirás a mi descendencia después de mí y que no borrarás mi nombre de la casa de mi padre” (1S 24,22). “Yo me alzaré contra ellos (contra los 1 B. W. ANDERSON, God, OT View 0f , en The Interpreter’s Dictionary of the Bible, E- J, Abingdon Press 1962, 422.

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