NG200803002
SUCEDÁNEOS DIVINOS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 629-693, ISSN: 0470-3790 641 dios fenicio de las tormentas importado a la mentalidad de Israel 15 . La máxima gloria o kabod, la más valorada, la hallamos en una serie de expresiones que vamos a enunciar: “Estar en la casa de Yahvé o habitar en su presencia” (Sal 41,13) Y otras expresiones sinónimas como “entro en tu morada” (Sal 5,8); “estar en la casa de Yahvé” (Sal 123,6; 52,10); “ andar en la presencia de Yahvé” (Sal 56,14); “habitar en su casa” (Sal 61,5.8); “alegrarse y saltar de júbilo ante Dios” (Sal 68,4); “estar siempre a su lado” (Sal 73,23); “morar en su casa”, tener en Dios su fortaleza y anhelar frecuentemente sus subi- das, subir animosos para ver al Dios de los dioses en Sión, más que mil vale un día en tus atrios (Sal 84,5ss); “habitarán los hijos de tus siervos allí y permanecerá ante ti su posteridad” (Sal 102,29). Cuando el Dios invisible se manifiesta o se da a conocer en fenó- menos meteorológicos, por ejemplo, entonces se puede hablar de la kebod Yahvé. que produce en el hombre una gran impresión. Una impresión que aumenta en la medida en que se subraya, por un lado, la invisibilidad y la supranaturaleza de Dios y, por otro, se considera asequible o perceptible por el hombre. Entonces, la Gloria de Dios se convierte en un término técnico de la teología del A T. La gloria de Dios se halla vinculada a manifestaciones tormen- tosas : “¡Dios reina!. Gócese la tierra, alégrense sus muchas islas”... “Anuncian los cielos su justicia y todos los pueblos ven su gloria” (=kebodó, que es la última palabra hebrea del texto citado, (Sal 97, 1 Y 6). En el libro del Éxodo la kabod aparece como un fuego devo- rador: “Subió Moisés a la montaña, y la nube la cubrió. La Gloria de Yahvé estaba sobre el monte Sinaí y la nube la cubrió durante seis días. Al séptimo llamó Yahvé a Moisés de en medio de la nube. La Gloria de Yahvé parecía a los hijos de Israel como un fuego devo- rador sobre la cumbre de la montaña. Moisés penetró dentro de la nube, y subió a la montaña, quedando allí cuarenta días y cuarenta noches” (Ex 24, 15-18). Esta manifestación de la kabod aparece con 15 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Mi último Día, (Mi Última lección en la Universi- dad Pontificia de Salamanca, 28 de mayo de 1998), 41.- G KITTEL, Doxa, en TWzNT . II, 248-253.
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