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NUEVA CRONOLOGÍA SOBRE CLARA DE ASÍS NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 563-628, ISSN: 0470-3790 615 cación, leída superficialmente por la crítica, de un hecho desta- cado del cual parece ser que habla Pacífica (“que ella estaba allí”), podría referirse a una ceremonia en San Damián, en la que estaba claro para las hermanas y hermanos presentes, y quizás también para una parte de la ciudad, que el papel de interlocutor para los asuntos internos de la comunidad de mujeres no lo desempeñaría en el futuro el mismo Francisco, sino Clara. Una ocasión podría ser la admisión de Cecilia con la ceremonia de profesión 72 , menos por motivos de humildad que por auténtica preocupación: a causa de una mayor independencia, y de la ausencia del Poverello , podría peligrar paulatinamente la apreciada relación con los hermanos. La resistencia de Clara no le puede haber pasado inadvertida a Francisco. Tanto si él había comprendido la preocupación de Clara o no: la voluntad de Francisco había vencido a Clara, como expresa acertadamente la bula de canonización. Desde luego no puede uno imaginarse una separación íntima, ni una pretensión desmedida de Francisco, ni por el hecho de una discrepancia. En aquel lugar de la Regla en el que Clara cimienta su forma vivendi añade en su mirada retrospectiva el apéndice: “esto (la prometida preocupación y el sin- gular cuidado) lo mantuvo con afecto mientras vivió, y quería que los hermanos lo conservasen siempre ” (ClReg VI 5). En aquella temprana profecía de Francisco, quien ya en 1207 como ermitaño, vio surgir una futura comunidad de mujeres en San Damián, podría Clara haber encontrado consuelo: la Providencia podría haber visto a San Damián no sólo como parte de la frater- nitas , sino como una realidad autónoma, inserta desde el principio en el único movimiento minorítico. Tal vez, narrando la profecía, Francisco buscara el consuelo de Clara, animándola a que, aun institucionalmente, siguiese su propio camino en el ámbito de San Damián. 72 Compárese Proc VI, 1. La Tabla pintada es muy ilustrativa respecto a la cooperación de Clara y Francisco en una profesión de las primeras hermanas: Abb. en Martina KREIDLER – K0S - Ancilla ROETGER - Niklaus KUSTER, Klara von Assisi. Freundin der Stille – Schwester derStadt, Kevelaer 2005, 47.

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