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NIKLAUS KUSTER - MARTINA KREIDLER-KOS 612 NAT. GRACIA LV 3/septiembre-diciembre, 2008, 563-628, ISSN: 0470-3790 Adelantando en un año el comienzo de las mujeres en San Damián (primavera de 1211), la actual interpretación del conflicto se revela imposible en el contexto del Concilio. El Lateranense se reunió unos cuatro años y medio después de la fundación de la comunidad 62 . Y el conflicto entre los dos santos, atestiguado por varias compañe- ras después de treinta y nueve años, puede mantenerse difícilmente de acuerdo con la aceptación de la Regla benedictina. Según esa antigua tesis, deberíamos suponer una profunda y extraña ruptura en la relación entre Francisco y las hermanas 63 . El mismo Francisco, que rechazaba rotundamente toda otra norma que no fuera la del Evangelio para su hermandad; que ni siquiera verbalmente quería ser asemejado a las Órdenes tradicionales; quien, fiel a sí mismo, rehu- saba todas las denominaciones monásticas de cargo y normas, debe- ría, en consecuencia, haber adoptado, respecto a las hermanas, una actitud completamente distinta. Él mismo había instado a Clara a que renunciase a su identidad a favor de una ficción jurídica, la identidad de Francisco, por supuesto, que él pocos años antes había entendido afablemente, asegurando todo su apoyo. Esta actitud se expresa de nuevo en 1226 en su Testamento para San Damián 64 . Sin embargo, cuando la tensión entre los dos santos ya está atestiguada, no gira sobre el cargo de abadesa, ¿sobre qué versaba entonces? La inter- pretación de Tomás de Celano de que Clara prefería servir humilde- mente, antes que estar en lo alto y auparse hacia el primer plano, se las señas colectivas: “Abadesas del convento San Damián.” Que San Damián acepte la Regla de Hugolino y así, formal (y parcialmente) el titulo de abadesa, Maria Pia Alberzoni lo considera demasiado temprano para esa fecha. 62 La cronología tradicional ha presentado sus problemas. Transcurren, al menos, tres años y medio entre el principio de la vida en San Damián (primavera de 1212) y el Lateranense (finales de noviembre de 1215), o quizás cuatro años (debido a que el ejecutar las disposiciones del Concilio puede haber tardado hasta el año 1216). 63 Véase también mi interpretación en: Martina KREIDLER-KOS, Klara von Assisi. Schattenfrau und Lichtgestalt , Tübingen 2003, 183-195. 64 Queda explícito en el principio del capítulo central de la Regla (la Forma vivendi, tan apreciada por Clara) y, en la misma Regla, la Ultima voluntas : véase RCl VI 3-9.

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