NG200802004
MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 542 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 519-542, ISSN: 0470-3790 que se origina en la convergencia de luz y tinieblas. La intensidad de luminosidad y opacidad depende de los grados de luz. La opaci- dad de la materia es el límite de la transparencia de las sombras, y las tinieblas son el límite ciego. La sombra origina el ser de la mate- ria que, junto con el entendimiento humano, es penetrada por la luz divina. La motivación cognoscitiva procede de la sombra, ya que es la dirección hacia la luz 71 . La actividad del entendimiento humano participa de la iluminación del entendimiento divino, porque entre ambos hay una relación orgánica, en la que las sombras constituyen el ámbito específico de la actividad cognoscitiva del hombre. En vir- tud del ascenso y descenso de las sombras por la escala de lo uno y múltiple, la memoria utiliza la semejanza, uniformidad e identidad umbrátil para alcanzar los vestigios e imágenes de las cosas 72 . La tendencia de la sombra es la luz pura, que articula, jerarquiza y uni- fica toda realidad cósmica. “Así como uno solo es el cuerpo del ente universal, uno solo el orden, uno solo el gobierno, uno solo el prin- cipio y uno solo el fin, uno solo el primero y uno solo el último” 73 . La sombra no transciende el espacio y el tiempo, sino que es en un tiempo y en un espacio determinados que legitiman su existencia en la unidad cósmica 74 . El movimiento recíproco de cuerpos y luces genera sombras, que se armonizan en el proceso de luz absoluta. El trayecto de la luz cósmica es un circuito de tinieblas, sombras e imágenes, que dignifican el vestigio infinito de la luz divina. principio absoluto. La sombra subyace en el problema de la identidad y distinción estructural entre lo explicado y lo complicado, lo finito y lo infinito, que es la clave del discurso filosófico bruniano. N. BADALONI [ Giordano Bruno. Tra comoslogia ed etica (Bari 1988) 50] considera la relación ontológica, lógica y lingüística entre la luz y la sombra y su estructura en estadios superpuestos y conectados entre sí bajo el significado correcto del sentido de las palabras. Para P. SABBATINO [ Giordano Bruno e la “mutazione” del Rinascimento (Firenze 1993, ristampa 1998) 21-23, 120-121 y 148-151], el principio esencial de la gnoseología de Bruno es que el conocimiento de Dios sólo es posible en la sombra o en el espejo del universo. 71 Cf. G. BRUNO, O. c. , 29-30. 72 Cf. G. BRUNO, O. c. , 23-25. 73 G. BRUNO, O. c. , 24: “ Ut unum sit universi entis corpus, unus ordo una gubernatio, unum principium, unus finis, unum primum, unum extraemum”. Cf. trad. italiana A. CAIAZZA, O. c. , 65; N. TIRINNANZI, O. c. , 65. 74 Cf. G. BRUNO, O. c. , 34.
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