NG200802004

LA SABIDURÍA UMBRÁTIL EN GIORDANO BRUNO NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 519-542, ISSN: 0470-3790 539 los confines del mundo y se alzan libres sobre uno de los infinitos planetas que es esta tierra 58 . Conocimiento y sentimiento se relacionan entre sí 59 . La omni- presencia de la luz divina se brinda al pensamiento del hombre 60 , cuya predisposición afectiva determina el grado de infiltración luminosa: “la divina luz, que por su belleza, no debe estar oculta a todos, al menos según la capacidad de quien la mira...” 61 . El amor juega un papel decisivo en el proceso de aprehensión de la luz y belleza infinitas. El origen del amor sensitivo y del amor intelectual es la visión en acto, pero la armonía de la tendencia sensual con la racional se establece por la luz intelectual 62 . La belleza divina es el objeto del amor y de la luz racional, que eleva la visión inte- lectual más allá de todo afecto habitual, para alcanzar la unión y confusión con la luz suprema, el objeto afectivo por excelencia. El deseo infinito de la luz intelectual del hombre le impulsa hacia el incondicional origen de toda luz. La voluntad es indispensable para que la luminosidad absoluta se proyecte y filtre en la mente humana 63 . Pero a la claridad y esplendor eternos no se accede con facilidad . “Porque el objeto [del furioso], que es la luz divina, en esta vida es más en laborioso anhelo que en sosegada fruición; 58 Cf. la visión poética de esta afirmación en G. BRUNO, O. c. , liber IV, 1-110. Bruno ( De immenso et innumerabilibus , O.c. , liber I, 227-228; De l’infinito, universo e mondi , O.c. , 373) rompe con la tradición y con la fidelidad al irrevocable principio de autoridad y asume la concepción lucreciana de la naturaleza (Lucrecio, O. c. , LIV, vv. 920-921) para refutar la finitud y el límite hipotético del universo peripatético. Para Lucrecio ( O. c. , I, vv. 62-79), Epicuro admitió la existencia de un espacio infinito y, junto con la limitación de nuestra tierra, el ser de otros mundos semejantes al nuestro, desvelando las vías de la naturaleza que la fuerza del alma puede recorrer. Del mismo modo, Bruno considera que ha vencido cualquier obstáculo que impida el trayecto mental hacia los infinitos espacios del cosmos. 59 Cf. G. BRUNO, De gli eroici furori , O.c. , 1015-1016, 1025 y 1138. 60 Cf. G. BRUNO, O. c. , 937. 61 G. BRUNO, O. c. , 1094: “(…) la divina luce che -per la sua bellezza la quale non deve essere a tutti occolta, almeno secondo la capacità de chi la mira,...”. Cf. trad. I. GÓMEZ DE LIAÑO, La expulsión de la bestia triunfante y De los heroicos furores , O.c. , 416. 62 Cf. G. BRUNO, O. c. , 1040. 63 Cf. G. BRUNO, O. c. , 995-997 y 1011.

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