NG200802004

MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 536 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 519-542, ISSN: 0470-3790 “Esta luz total está más presente, clara y expuesta para nuestra inteligencia, que pueda estar expuesta la luz del sol para los ojos exter- nos; pues ésta sale y se pone y no siempre que a ella nos dirigimos está presente, la segunda, sin embargo, no está menos presente para noso- tros que nosotros para nosotros; tan presente está en nuestra mente que incluso ella es la mente” 52 . En virtud de que el ser de la luz cósmica es por oposición a las tinieblas, la iluminación eterna y continua de lo absoluto es accesi- ble al ojo y mente del hombre. Sin embargo, ni nuestro ojo se ve a sí mismo ni nuestra mente se comprende a sí misma. “Porque el ojo ve las otras cosas, y a sí mismo no se ve. Pero, ¿cuál es aquel ojo que ve las demás cosas como se ve a sí mismo? Aquel que en sí mismo ve todas las cosas, y él mismo es todas las cosas. Seríamos semejantes a aquella razón sublime si pudiésemos percibir la substan- cia de nuestra especie; de la misma manera que nuestro ojo se percibi- ría a sí mismo, así nuestra mente se comprendería a sí misma. Como, entonces, sería ya posible entender todas las cosas, tampoco sería difí- cil hacer todas las cosas” 53 . 52 G. BRUNO, O. c. , 90: “Haec tota lux magis est praesens, clara et exposita nostrae intelligentiae, quam externis lux solis exposita possit esse oculis; haec enim oritur et occidit, neque quoties ad eam convertimur adest, altera vero non minus nobis praesens est quam ipsi nobis, tam praesens est nostrae menti, ut et ipsa sit mens”. Cf. trad. I. GÓMEZ DE LIAÑO, Mundo, magia, memoria , O.c. , 315. 53 G. BRUNO, O. c. , 90-91: “Quia oculus videt alia, se non videt. At quis est ille oculus, qui ita videt alia ut et se videat? Ille qui in se videt omnia, quique est omnia idem. Illi sublimi ratione similes essemus, si nostrae speciei substantiam cernere pos- semus; ut noster oculus se ipsum cerneret, mens nostra se complecteretur ipsam. Tunc ut possibile esset intelligere omnia, non esset etiam difficile omnia facere”. Cf. trad. I. GÓMEZ DE LIAÑO, O. c. , 315-316. A propósito de las tendencias artísticas que se desarrollaron durante los siglos XIV y XV, cuya culminación hallamos en el siglo XVI, cf. R. ROMANO y A. TENENTI, Los fundamentos del mundo Moderno. Edad Media tardía, Reforma, Renacimiento , en Historia universal , 5ª. ed. (Madrid 1975) vol. XII, 127: “El objeto plástico sustancial es el hombre, y el punto creador focal es su ojo: las líneas de la visión que de él parten son también las que urden la representa- ción y la hacen, al mismo tiempo, perfecta y coherente, con este genial hallazgo de la autonomía de la obra de arte en el hombre, con esta proclamación teórica de su poder creador, el artista se sitúa, final y válidamente, a la par de Dios”.

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