NG200802004

LA SABIDURÍA UMBRÁTIL EN GIORDANO BRUNO NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 519-542, ISSN: 0470-3790 535 “Por eso, a nadie le parece posible ver el sol, el universal Apolo, y la luz absoluta por especie suprema y excelentísima, sino a su sombra, a su Diana, el mundo, el universo, la naturaleza que es en las cosas, la luz que es en la opacidad de la materia, es decir, aquella en cuanto que resplandece en las tinieblas” 48 . La oscuridad infinita es condición imprescindible para llegar a la absoluta unidad luminosa 49 , que es visible porque su difusión es privativa y negativa. Con circunstancias y disposiciones adecua- das 50 , podemos elevarnos hacia la luz primigenia por su resplandor vital en la vicisitud universal del cosmos. Para Bruno 51 , la imaginación o visión interna difiere de la visión externa, puesto que la primera es unitaria, y en ella hay uni- dad entre la luz y lo iluminado, entre acto sensible y forma, entre objeto y sujeto sensibles, entre la luz y el sujeto que ve; mientras que la segunda ve por una luz diferente de sí misma, y en ella luz y espejo son distintos. La luz externa es propia del ojo externo (espejo que no ve) y la luz interna pertenece al ojo interno (espejo que ve). Cualquier visión se integra y reconoce en su contingencia y necesidad, y se halla condicionada por la naturaleza del objeto y del sujeto, por lo visto y por la dirección de la mirada. La visión ideal es aquella en la que se produce la unidad entre el sujeto que ve, lo que se ve y la luz o medio de la visión. El lenguaje interno del ojo complica el universo y su visión fusiona sujeto, objeto y espacio visuales. El conocimiento perfecto es capaz de ir del ojo externo al ojo interno y de éste al ojo intelectivo. Por este proceso se llega a la luz de la contemplación. Se trata de saber ascender y descender por la complejidad umbrátil y por la simplicidad luminosa. 48 G. BRUNO, O. c. , 1123: “Però a nessun pare possibile de vedere il sole, l’universale Apolline e luce absoluta per specie suprema ed eccellentissima; ma sí bene la sua ombra, la sua Diana, il mondo, l’universo, la natura che è nelle cose, la luce che è nell’opacità della materia, cioè quella in quanto splende nelle tenebre”. Cf. trad. I. GÓMEZ DE LIAÑO, O. c. , 445. 49 Cf. G. BRUNO, Lampas triginta statuarum , O.c. , 16 y 23. 50 Cf. G. BRUNO, De triplici minimo et mensura , O.c. , liber II, 188. 51 G. BRUNO, De imaginum compositione , O.c. , liber I, 119.

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