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MONTSERRAT BARTOLOMÉ LUISES 532 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 519-542, ISSN: 0470-3790 La luz representa el aspecto inmaterial del universo, su espíritu, su vida intrínseca; las tinieblas representan el aspecto material del cosmos, su privación 38 . Luz y tinieblas infinitas recorren, oponién- dose, un universo infinito que las armoniza y concilia con la luz ori- ginaria o su única fuente. Las tinieblas son infinitas privativamente, puesto que tienden hacia la luz, y la luz es infinita de modo perfec- tivo, puesto que es actual y su finalidad es la oscuridad, la privación, sin la cual no sería 39 . El ser espiritual de la luz insensible, incorpórea e invisible se vivifica, difunde y proyecta en la existencia compleja de las realidades cósmicas, transformándose en luz sensible, visible por la existencia de la oscuridad. La luz divina es la causa primera 38 Cf. G. BRUNO, De rerum principiis, elementis et causis , en Jordani BRUNI NOLANI, Opera latine conscripta , O.c. , III, 510-511. La privación es la energía que rige el ritmo vicisitudinario de las metamorfosis. La naturaleza inmutable y estable de la privación anhela sin cesar el bien, pero nunca lo alcanza. La tendencia inexorable de la privación es el bien con el que jamás coincide. En el universo infinito, la explica- ción continua de la materia se configura como el único bien para saciar la privación, cuyo deseo infinito se vincula a los entes finitos porque pueden colmarlo. 39 Cf. G. BRUNO, De gli eroici furori , O.c. , 1135. Este esquema de lo iluminado y lo oscuro es muy semejante al que se utiliza para explicar la constitución esencial del universo mediante mundos ígneos (soles, fuegos) y acuosos (tierras, aguas). Tierras y soles, tinieblas y luz no pueden vivir unos sin los otros. La oposición de luminiscencia y opacidad es necesaria porque la vida de la tierra depende del sol y la de éste de la tierra. Para Bruno ( De immenso et innumerabilibus , O.c. , liber IV, 37- 39; De rerum principiis, elementis et causis , O.c. , 510-511; La Cena de le ceneri , O.c. , 131), aguas y tierras son causa del frío y principios materiales propios de las tinieblas, y fuegos y soles son causa del calor, siendo el espíritu y el alma los principios inmate- riales propios de la luz; el movimiento de la tierra alrededor de su propio centro es un movimiento necesario, en virtud del que nuestro planeta participa del día y la noche, de lo cálido y lo frío, de lo que procede de la luz y de las tinieblas. Cf. G. BRUNO, O. c. , 163-164: “(...) para su vida y la de las cosas que en ella se contienen, y para darles como una respiración e inspiración, con el diario calor y frío, luz y tinieblas, en espacio de veinticuatro horas iguales se mueve la tierra alrededor de su propio centro, exponiendo al sol, en lo que es posible, todo su dorso”. [“(...) per la sua vita e delle cose che in quella si contengono, e dar come una respirazione ed inspirazione col diurno caldo e freddo, luce e tenebre, in spacio di vintiquattro ore equali la terra si muove circa il proprio centro, esponendo al suo possibile il dorso tutto al sole”]. Cf. trad. E. SCHETTINO M., O. c. , 129.

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