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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 466 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 429-474, ISSN: 0470-3790 Sin duda alguna, es un diagnóstico preciso de la actitud a que las palabras de los medios de comunicación nos han acostumbrado. Pero no sólo eso es lo preocupante, sino que, cuando los propios medios de comunicación hablan de ellos mismos, a menudo, en palabras de Kapu´sci´nski, “enmascaran el problema de fondo con la forma, sustituyen con la técnica, [y el lenguaje, añadiríamos noso- tros] la filosofía” 84 y se olvidan entonces de su misión, traicionándola y erigiéndose para la mayor parte del mundo, como ha expresado lúcidamente Eduardo Galeano 85 , en “medios de incomunicación”. No en vano, el citado Kapu´sci´nski 86 ha manifestado la necesidad de que los medios de comunicación cumplan la misión que les corres- ponde como elementos esenciales del conocimiento humano siem- pre en la búsqueda y establecimiento de la verdad, no debiendo volver la espalda a “la responsabilidad de las palabras”: “No debemos olvidar que el periodismo tiene también importantes funciones educacionales e instructivas. Hay que informar enseñando a la vez. Cuando más alto es el nivel de la información o del comen- tario, mejor cumplen los medios sus misiones de comunicar lo que sucede en la realidad y enseñar y formar al público para que entienda mejor el mundo que le rodea” 87 . 84 R. KAPU ´SCI ´NSKI, ¿Reflejan los media la realidad del mundo? , O.c. 33. 85 E. GALEANO, Sobre los medios de incomunicación, en Le Monde Diploma- tique , edición española, 3 (enero 1996) 1 y 32. En parecida orientación, se dirigen las palabras de Márquez Pailos cuando apunta que “En la sociedad de la información ha venido a suceder que la sed de información es, con frecuencia, proporcional a la ausencia de comunicación. Nos resulta más fácil informarnos que comunicarnos”, V. MÁRQUEZ PAILOS, OSB , ¿Decir las verdades? Apología de la fe a la intemperie, en Religión y Cultura , LIII , 240, (enero/marzo 2007) 47-66, 59. 86 Cf. El periodismo en Europa Central y Oriental, en Claves de Razón Prác- tica , 72 (mayo 1997) 8-12. 87 Ib. 10. A esto habría que sumar el planteamiento de L. BASSAT en El libro rojo de la publicidad , que rescata el planteamiento ciceroniano de la persuasión, cuando insiste, y antes nos referimos a ello en palabras de Kapu´sci´nski, en que “La buena publicidad forma e informa al consumidor” (Barcelona 2004) 53.

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