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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 460 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 429-474, ISSN: 0470-3790 evangelio. Por eso Pilatos la desecha cuando interpreta que es de esa verdad, claramente manipulable por el poder, de la que Jesús le habla, e ironiza ante una verdad (la joánica) que no es la suya. Resulta incomprensible para él (Jn 18, 38) , por tanto, que el hom- bre que tiene delante le hable de una verdad que pueda mantenerse ajena a intereses particulares. Nadie ha demostrado, como Jesús lo hizo, que “la verdad tiene su propia fuerza, que no depende del tono de voz, sino de la coherencia entre palabras y hechos” 71 . Por otro lado, es Ignacio Ramonet quien ha manifestado que “alguien puede tener la verdad y definitivamente no encontrar eco porque no sabe comunicar esa verdad. El hecho de creer que se tiene la verdad y de dejar que eso produzca una soberbia tal que induzca a pensar que no es necesario comunicarse, que la verdad tiene que imponerse por sí sola, ese tipo de actitud, que es arrogante y despreciativa con respecto a la ciudadanía, se paga con la falta de comunicación” 72 . No en vano, es justamente esa idea de estar en posesión de la verdad (o, lo que probablemente sea peor, sencillamente querer transmitir sólo determinada “verdad”) lo que genera determinados malos hábitos entre los comunicadores. Por eso también, nunca como en nuestros días habían coincidido a la vez tantos y tan efi- caces medios puestos al servicio de la mentira o, por utilizar un eufemismo, del enmascaramiento de la verdad. La generalización del término desinformación (otro eufemismo, pues el prefijo des- implica una neutralidad de la que está exenta el verdadero signi- ficado de censura que conlleva el vocablo) se hizo especialmente visible a raíz de la cobertura de la Guerra del Golfo hace ya casi dos décadas. No digo que surgiera ahí, evidentemente, el problema, pero sí que comenzaron a desvelarse sus hábitos. Pero además de una clara idea de lo que merece ser llamado verdad, lo que requiere esta situación es, junto con el abandono de las verdades absolutas a que antes hemos aludido, que instruyamos a los futuros comunica- 71 C. M. MARTINI, Por los caminos del Señor. O.c., 31. 72 I. RAMONET, El poder mediático , en D. DE MORAES (coord.). Por otra comunicación. Los media, globalización cultural y poder, O.c. 193-200.

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